22 septiembre 2010

HORIZONTE Y FRONTERA

Por paradisiaca que nos parezca la estancia en una isla exótica, pongamos por caso las Seychelles, ocho días bastan para la saturación, y todo ello teniendo en cuenta los muchos alicientes con que los establecimientos hoteleros arropan la hospitalidad. Pero imaginémonos por un momento vivir para siempre en un lugar donde el mar no es sólo horizonte, sino también frontera. No. No es lo mismo vivir en un lugar costero donde uno pueda adentrarse tierra adentro y cambiar de paisaje y paisanaje a voluntad. Para hacernos idea, hay que despojar a la isla de los aditamentos turísticos, los cuales no pueden disfrutar por regla general los autóctonos.

Ayer me contaba un joven que, con ocasión de acabar el bachillerato y aprobar la selectividad, ha estado de viaje con sus compañeros de clase en una de estas islas exóticas del Mediterráneo. Han sido ocho o diez días y cuenta que lo ha pasado muy bien, pero que estaba deseando escapar de aquella locura. En su caso no se trata de la locura del espacio constreñido, sino los medios puestos al servicio de las masas de visitantes para que no se sientan encarcelados al segundo día. Mayoritariamente, quienes allí acuden, se dedican a vivir un desenfreno tal que no alcanzan las palabras a describir los estragos de unos cuerpos entregados a la lujuriosa y licenciosa vida de precipicio: alcohol, drogas, sexo, playas, decibelios infernales, promiscuidad…

Espantado por lo que imaginaba cosas del cine, se apartó al segundo día con  otro joven de su misma condición, y se dedicaron a recorrer y descubrir los encantos que la naturaleza y la mano del hombre ha tallado en la isla. Cuando el horizonte es la diversión sin límites, con cualquier medio al alcance y sin normas que puedan dilucidar lo bueno de lo pernicioso; cuando se abaten las fronteras haciendo en todo instante lo novedoso y lo prohibido por las normas morales, sólo nos espera la autodestrucción.

3 comentarios:

  1. Tal cual. Es necesario viajar y conocer otros pueblos. Es pernicioso hacer sinónimos viaje con desmadre. Es una pena que los turistas modernos no aprecien el valor de cruzar fronteras.

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  2. Interesante post, pero para ese desenfreno que señalas no hace falta irse a una isla paradisiaca, ya tenemos el botellón, las drogas lujuria, desenfreno y lo que haga falta aquí.
    Además en todas las esferas y categorías sociales.
    Un abrazo

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  3. " ...el camino del vicio es ancho y espacioso"

    Lugares en dónde la realidad,
    supera la ficción, gracias por compartir.

    Un abrazo cordial.

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