17 septiembre 2010

FRENTE DE PEÑARROYA

Por disposición del Excmo. Sr, General Jefe del Ejército del Sur, pasa a Campanario (Badajoz) el soldado del Batallón de Zapadores Minadores nº 2…    [Se había despedido de los suyos con buen ánimo tras un corto permiso por motivos familiares, estaba entrando en la estación y llevaba el salvoconducto en la mano]    al objeto de incorporarse a su unidad, haciendo el viaje por f.c. y cuenta del Estado. Se ruega a las autoridades del tránsito no le pongan impedimento alguno en su marcha, facilitándole los auxilios y raciones que le corresponde y al margen se expresa. 
Sevilla, 14 de septiembre de 1938. Registrado al nº 14570.

Cuando el tren se alejaba de la estación fue cuando el soldado comprendió lo que significaba regresar al frente de Peñarroya. Tenía 20 años recién cumplidos y había pasado del pueblo a la ciudad y de allí al frente; de cavar la tierra a cavar trincheras: el mismo esfuerzo físico, pero mientras uno era para germinar vida, el otro trataba de parapetarla. Era el mayor. No prosperó la solicitud que hiciera su madre por viudedad con otros tres pequeños a su cargo y volvía al frente. Estaba conociendo otros paisajes, pero no tan apacibles y entrañables como los de su querida Sierra Blanca. Había estado en vecindad con la muerte y volvía a ella, lo que hizo que se enajenara siendo transportado por sus pensamientos a más velocidad de la que imprimía el fogonero al convoy. Recordó a su madre siempre firme, fuerte abnegada y muy trabajadora; también los esfuerzos suplementarios que tendría que hacer en su ausencia para sacar a los pequeños adelante en tiempos tan difíciles. Sintió un escalofrío al recordar a su amigo, el barbero, y el tiro que recibiera éste aquella noche fría en la frente por el negro y prohibido vicio de fumar de noche en las trincheras. Miró hacia atrás, pero no reconocía como propio las dehesas que le aproximaban a Campanario. Resonó en sus oídos las voces de sus compañeros de escuadra, la voz enérgica de su capitán, y volvió a sonreír, pero sabía que eran muchas las posibilidades de que alguno de ellos ya no estuviera. ¿Y su primo, dónde estaría?, ¿tal vez en el mismo frente pero al otro lado de su línea de fuego? A José lo movilizaron un año antes los republicanos, cuestión de edad y del destino, y siempre lo imaginaba al otro lado de la trinchera disparándose el uno al otro; eso es lo que le empujó a ofrecerse voluntario como zapador, tratando de evitar disparar sin saber a quién ni por qué. Se habían criado juntos: la misma escuela, los mismos juegos infantiles, los mismos trabajos agrícolas; a veces la misma cama y el mismo plato, pero un año más tarde de que fuera reclutado José, los nacionales ocuparon la zona e hicieron nuevas movilizaciones. ¿Dónde estará José? Un año de diferencia les había adscrito a militancias que nunca tuvieron ni defendieron ni entendieron.  Se le endulzó la boca al recordar a su novia, con quien hacía planes de boda cuando se licenciara y transcurrió mucho tiempo hasta que se le desdibujara la media sonrisa envuelto por otros pensamientos. ¿Volvería vivo pueblo? Nunca le daba pábulo a los pensamientos negativos, pero tampoco podía evitarlos. El tren seguía ronroneando con negras fumatas y los pitidos característicos; él seguía abstraído en sus pensamientos.

2 comentarios:

  1. “Triste época, en la que vientos de guerra cercenaron vidas a mansalva y los que salieron vivos de ella, lo hicieron con graves secuelas psicológicas y con los valores trastocados. La gente no tiene memoria histórica y bastaría con recordar este tipo de cosas y situaciones para luchar por mantener una paz que aunque incierta, no deja de ser apacible al menos en ese sentido. En una ocasión leí que si las mujeres gobernaran, no habría guerras, pues ninguna madre, esposa, hermana o novia, enviarían a sus seres queridos a una muerte segura”.

    Un fuerte y calido abrazo mi querido Francisco.

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  2. En mi modesta opinión,y con todfo mi respeto, lo que dice Nerim de las mujeres y la guerra, es
    uno de tantos tópicos...

    Cuando joven leí un bello libro que se llamaba "Historias de amor de la Historia de Francia" y desde luego me empezó a abrir los ojos sobre ese asunto... leeedlo si podéis.

    En la época actual, si las mujeres quisieran... evidentemente cambiarían muchas cosas, pero por ej. se me viene a la memoria una española Ministra de la Guerra (perdón de Defensa) se llamaba Ana Palacios y, además de defender la Guerra de Irak se permiytió decir al día siguienete del primer día de bombas americanas sobre Bagdad que "ya se veian las consecuencias positivas, ya había bajado la gasolina".. 8 cts.

    También estaban por aquellos días todas las decenas y docenas de mujeres del PP que votaron en el Congreso su apoyo a la Guerra de IRAK, parece qu no nos acordamos... y ahí sí que tuvieron una oportunidad.

    Si ir más lejos la Ministra de la Guerra (perdón de Defensa) actual era una socialista pacifista radical, hasta que llegó al puesto.. y seguimos en Afganistán.

    No quiero tampoco dejar de recordar a la Margaret Thatcher.

    Bueno, venga.. mujeres al poder y ya se verán las no diferencias, son tan personas y tan humanas como los hombres....

    Nerim repito es solo mi opinión.

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