01 agosto 2010

EL CANON

Se nos olvida que tan sólo hace escasamente una centuria la única forma de escuchar música era el directo. Todavía en los años sesenta del siglo pasado, lo primero que sonaba antes de una representación de género musical era la afinación de los instrumentos; luego vendrían los avances tecnológicos y las grabaciones -antes se vendieron discos de pizarra, como precursores del vinilo- y las emisoras de radio dejaron en el paro al pianista echando mano de los enlatados. Se multiplicó la música. Todos salimos ganando, salvo los intérpretes de la música; los autores -algunos- encontraron el filón de la multiplicación en la SGAE y, de la mediocridad económica, se instalaron en la opulencia.

Como las ciencias avanzan y no paran -ya lo decía don Hilarión- las nuevas tecnologías nos han traído otros soportes más fáciles de copiar, dando al traste con la mena de la mina melómana. Como resulta imposible ponerle puertas al campo, la SGAE revive los fielatos y se nos hace pagar por los soportes de grabación un canon, sin distinguir si éstos serán utilizados o no para otros fines. Algo así como si nos hicieran pagar en la factura del hotel los servicios ofertados y no utilizados, con el argumento de que los teníamos disponibles; o como si se nos exigiera, al comprar una escopeta de caza, el pago de un posible crimen porque la historia criminal recoge en sus anales el uso no deportivo de las escopetas.

Los autores, como los abogados, tendrán que minutar por el trabajo creativo de hoy y no de forma sistemática por lo que hicieron anteayer. ¿Podríamos imaginar al que escapa de la cárcel pagando semanalmente a su abogado por la hábil reducción de pena? Así como las aguas pasadas no mueven molino, el trabajo de hoy no puede traer el pan debajo del brazo para siempre. Cuando uso un DVD para guardar las fotografías que saturan mi ordenador o el borrador de una novela que jamás será publicada, pero que escribí pensando en la noche de Santa Teresa, ¿por qué tengo que pagar un canon?

2 comentarios:

  1. Pasé a saludarte y desearte buena semana y que el sol te ilumine.

    "Amar y ser amado es sentir el sol por ambos lados."

    Cariños

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  2. Dicen que es para proteger la propiedad intelectual. Por lo visto aquí intelectuales solamente son ellos.

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