12 agosto 2010

CONCIERTOS EN LA MURALLA

Posiblemente el día de ayer haya sido el más caluroso del verano marbellí, un atractivo añadido para asistir a la Plaza de la Iglesia y ver el espectáculo al aire libre. El escenario se encuentra en el muro sur del castillo, el mismo lugar donde cumplí los dieciséis años, en aquel alojamiento que tenía la empresa de mi primer empleo, unas viviendas adosadas a la muralla que más adelante fueron derribadas.

Con aire de bolero, es el nombre del espectáculo, cuyo único intérprete, Juan Dima, ha desgranado con voz potente y melodiosa –a veces nasal- , acompañado al piano y otras a la guitarra por Pedro Gordillo. Noche de abanicos, noche de encuentro con el bolero total, con los sentimientos y las nostalgias, el desamor y los desencuentros, la pasión sin frenos, los celos y los amores imposibles. Un amplio repertorio que ha hecho vibrar al público heterodoxo que abarrotaba la plaza -con bastantes personas de pie-, en uno de cuyos rincones está el restaurante donde cenó la Sra. Obama hace unos días. Un repertorio como el collar de perlas de las mejores partituras del género: Amar y vivir, Cenizas, La barca, Noche de ronda, Bésame mucho, Dos gardenias, Solamente una vez, Celoso, Nuestro juramento, Perfidia, El reloj, Piensa en mí, Quiéreme mucho, Fallaste corazón, Bolero de amor, Nosotros, Usted, Verdad amarga.

Noche con música de ayer y de siempre, maravillosamente interpretada, de la que remueve los sentimientos e invitan al amor. Entre el público, la cantante Maruja Lozano, residente en Marbella, y su hija, la presentadora Ana García Lozano; detrás de mi asiento, alguien habla de la casa que le enamora y por la que ha ofrecido un millón seiscientos mil euros, aunque la propiedad insiste en los dos millones; a mi alrededor gente sencilla, otras de medio pelo y algunas estupendas. Grandes aplausos, un bis muy sentido y emocionado, y a la salida deseos de emular a Juan Dimas, cantándole boleros a la que va y siempre fue de mi brazo.

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