En las primeras luces
del amanecer,
el día viene preñado de futuro.
En la acústica audible
del silencio buscado,
Él me habla al oído.
No temas perderte:
la soledad es el espacio
donde encontrarte contigo.
Calor y frío;
día y noche:
valores relativos.
Detrás de un monte, otro monte;
detrás de la noche, el día:
secuencias ilimitadas.
La espera desespera;
en la desesperación
se diluyen las esperanzas.
Detrás del horizonte, más añil;
detrás de mí, más vidas:
así infinitamente.
Fe es creer en lo que no se ve;
los sentidos engañan:
la fe no tiene intermediarios.
Con el ocaso
se apagan las candilejas
y se abre el telón de las incógnitas.
Todo son incógnitas. Hasta la voz que se oye. En tu caso,tendría sentido porque eres un hombre devoto; en el mío, tendría que visitar al psiquiatra o, si se trata de la musa que me acecha, ponerme a escribir algo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Aunque te empeñes, Cayetano, entre tú y yo lo suficiente para tener cada quien su personalidad, pero en esencia somos uno mismo.
EliminarUn fuerte abrazo.