Mi abuelo solía contarme una pequeña historia -ficticia o no, nunca no supe- cada vez que quería enseñarme algo. Cierto día me contó que su padre había desbrozado de malezas el sotillo y sembrado de castaños; no lejos de sus lindes, el tío Eufrasio también sembró de castaños su soto y los fue labrando, regando y abonando con periodicidad y frecuencia, mientras que mi bisabuelo se desentendió de los árboles después de haber hecho la plantación. Las consecuencias no tardaron en llegar: mientras que la arboleda del vecino crecía frondosa y rápidamente, la de nuestra familia parecía estar estancada sin desarrollarse, lo que hizo que el tío Eufrasio de pavoneara descaradamente ante el bisabuelo, quien con bastante sorna le respondía: “paso a paso”.
Pasaron tres años y el sotillo del bisabuelo seguía siendo un proyecto que no terminaba de arrancar, mientras que el del tío Eufrasio no dejaba de crecer y engrosar. Pero cierto día tuvo lugar una tormenta fortísima, de esas que figuran en los anales de la meteorología, y la mayor parte de los árboles del vecino fueron descarnados y arrancados por la fuerza del viento y la erosión de las agua; mientras que los castaños raquíticos del bisabuelo permanecieron firmes ante la tempestad. “¿Cómo puede ser?” -se preguntaba el tío Eufrasio-, a lo que encontró la misma respuesta de siempre: “paso a paso”. Resultó -me explicaba mi abuelo- que mientras los árboles del vecino crecían a lo alto, ayudados por sus cuidados, los de su padre no tuvieron más remedio que buscar el agua y los nutrientes que no les daba en las profundidades de la tierra, lo que hizo que se desarrollaran sus raíces y no sus troncos; para después de la tormenta ya estaban en condiciones de crecer a lo alto con firmeza y a su ritmo.
Todavía no hace un año -el pasado mes de octubre inicié este blog de forma timorata- y ya son 28 los seguidores. Paso a paso, creciendo hacia mis propios adentros, como los castaños del bisabuelo, y así espero seguir desarrollando esta página sin prisas y consolidando a cada uno de los que me siguen hasta la fidelidad. Hace unos días, con la ayuda de mi hijo Carlos, he instalado un analizador de visitas que me habla de todos los que me leen, de sus procedencias, del tiempo que le dedican, de los posts más leídos… no de sus rostros anónimos. Es muy alentador saber que este goteo de seguidores -paso a paso- y los comentarios, son la punta de iceberg de los que leen este blog. A todos ellos quiero manifestarles hoy mi agradecimiento, especialmente a los que se han señalado como seguidores y a los que rubrican la lectura con comentarios. A todos y cada uno de ustedes, reciban mi cálido abrazo.
El próximo febrero cumplirás tu primer cumpleblog, por cierto ¿que dia?.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia de tu bisabuelo y el tío Eufrasio. Indiscutiblemente esos son los pasos a seguir, fortalecer la base para que luego luzca en todo su esplendor. Y tu mi querido Francisco con tus maravillosas y bien escritas letras vas echando raices en este blog que tuve la suerte de conocer un día.
Como siempre, un placer leerte y conocerte un poco más cada día.
Un beso y un fuerte y cálido abrazo
Una narracion con muy buena enseñanaza.
ResponderEliminarCariños
Paso a paso, sin prisas, así es como vas; pero también sin pausas. Llevas poco tiempo, sin embargo ¡Hay que ver lo que has escrito! Es un placer leerte Francisco. Un abrazo
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