Como pámpanos frondosos
que se ensortijan a mi cuerpo;
como yedra que trepa por mi tronco
hasta hacer de él un amasijo rígido;
como traza el sol su camino luminoso
desde el levante al poniente
y la luna recorre a ciegas
las veredas nocturnas y secretas;
como el viento mueve con destino incierto
las arenas sembrando nuevas dunas;
como las olas encrespan las aguas salobres
hasta quedar varadas en la orilla;
así envuelven y contorsionan
mis incautos sentidos tu música,
tus melosas y armónicas palabras,
cuando me las susurras al oído.
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