23 julio 2010

TAN CERCA; TAN LEJOS


En los días claros, cuando los vientos, el anticiclón o aquellas conjeturas atmosféricas propicias se ponen de acuerdo, se ve con nitidez desde Marbella el sistema montañoso del Atlas, esa atalaya natural como cortina corrida que, asomada al Estrecho, nos recuerda que la vida también late al otro lado del mar. En estos días luminosos y nítidos no es de extrañar la apetencia de cruzar esa lengua de agua, asequible y cercana, para aquellos que viven como dejándose morir.

Me llama la atención que, mientras nosotros ignoramos lo que hay al otro lado del agua salobre, la cual usamos como panorámica para solaz y recreo de nuestros refinamientos, como quien contempla una marina colgada en el salón que heredamos de nuestros mayores, quienes malviven al otro lado sueñen, ante la misma panorámica, en arriesgar lo poco que les ha tocado en el reparto de la vida, para exponerla en una patera con nocturnidad, premeditación y muchas esperanzas. Intuyen que al otro lado de la Estigia -sin olvidar el óbolo para Caronte-, les espera el Paraíso. Y mientras nuestra sociedad y la de ellos estén tan cerca, pero tan lejos, lo seguirán intentando una y otra vez, porque no existen fronteras para las ansias de vivir.

2 comentarios:

  1. Lo malo para ellos es que el espejismo del oasis vilumbrado en la otra orilla se hace añicos al acercarse a él.

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  2. Efectivamente, yo digo lo mismo que Tajafuerte, lo que les espera no es el paraíso precisamente, y lo que es lastimoso es que todos vivamos de espaldas a éstas cosas, difícil problema........

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