20 julio 2010

AUSENCIA

Después de tres semanas en compañía de mi nieto Alberto, esta madrugada me ha faltado su llamada: “abuelo, agua fresquita”. Han sido tres semanas como tres soplos frescos de vida, con el horario y las diversiones que se ajustan a sus cuatro años, con sus mimos, sus rabietas, sus juegos, su alegre y vivaz despertar a la vida.

Confieso que ayer, tras su marcha, lo pasé mal. Casi estuve tentado a poner en el televisor Bob Esponja, Gormiti o Dora Exploradora; pero no, di un viraje a lo que venía haciendo y puse rumbo a lo novedoso, en la confianza de que el tiempo y la brisa fresca de poniente se ocuparan de borrar la huella que hace hollar mis sentimientos.

Es magnífico pasar los días y las horas con un ser tan querido y contemplar cómo él va descubriendo el mundo. Su memoria, a diferencia de la mía, es una esponja ávida que todo lo absorbe, a quien no se le puede andar con contrariedades ni desdecir lo que le afirmamos los días pasados. Es maravilloso acompañarle en la formación de su carácter, en sus gustos, en el descubrimiento de los nuevos sabores, en sus relaciones y juegos con los otros niños en el parque o en la playa, en el vínculo inquebrantable con su mamá, a pesar de la distancia. Han sido tres semanas inolvidables, en las que fundamentalmente he sido amado y ayudado a comprenderme.

6 comentarios:

  1. Los nietos son lo mejor que nos puede pasar a estas alturas y nos podemos volcar en ellos quizá mejor que con los hijos. Tenemos más tiempo y más experiencia. Saludos y que te sea leve la ausencia.

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  2. Que alegrías nos dan los nietos......y cuantas cosas nos enseñan, parece mentira porque a éstas alturas pensamos que ya lo tenemos todo aprendido en materia de niños, pero no, estos enanitos son distintos a nuestros hijos,¿ a que si?

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  3. Yo que tengo 2 nietos y que gracias a Dios puedo cuidar muy a menudo, te comprendo perfectamente. Son la alegría de la casa y cuando se van, de momento, respiro profundamente y pienso, "ahora a descansar" pero pasado un ratito, ya los echo en falta y me acuerdo de sus caritas, de sus gestos de sus voces y me dan ganas de salir corriendo a buscarlos de nuevo.
    Un cariñoso abrazo y todo mi apoyo en esas ausencias infantiles.

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  4. Parece que el destino me va negar esos placeres de los que gozas. A veces digo de broma que yo voy a ser abuelo solo de bastón, pero dicho esto también opino que muchos abuelos están tiranizados por el cuidado de sus queridos nietos, a los que tiene que cuidar y educar durante todo el día, pues sus padres "están muy ocupados" y "hay que darles una mano".

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  5. Emocionante lo que cuentas. Gracias por compartirlo. El cielo hace todo perfecto, nos pone nietos en el camino para recuperar la dulzura, mirá cuántas malas noticias evitaste estos día mirando la TV con él, cómo uno desarrolla nuevamente la paciencia y atempera los apuros del tiempo, bajando a los ritmos de los pequeños. Un post delicioso. Gracias nuevamente.

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  6. Hola Paco, me da envidia tu sufrimiento por la ausencia que tan bien narras. Me pasa algo parecido a lo que dice Isidoro. La vida es diferente en muchas cosas y no me parece cierto que siempre el cielo lo haga todo perfecto, pero las cosas son como son.
    Lo que dice Isisoro sobre "padres ocupados" es verdad... pero "ni tanto ni tan calvo".

    En cualquier caso, recibe mi envidia sana por tu sufrimiento...

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