29 agosto 2010

LA RENTRÉE

Dos meses después, Sevilla nos ha hecho una cálida acogida de más de cuarenta grados centígrados y el centro acotado para el comienzo de La Vuelta. ¡Cómo es posible tanto equipaje, tanto cachivache tras habernos pasado el verano semidesnudos! Con paciencia y sudores, todo encuentra su sitio y las maletas su espacio en el trastero hasta una nueva ocasión. Mis primos han debido pensar que los mercados hispalenses están desabastecidos y me pusieron media huerta en el maletero: el coche hizo sus rezongones por el peso y el frigorífico se abrió de brazos como diciendo ¡No hay más, es todo lo que soy!

El ocaso se llevó en su retirada unos diez grados, pero no eran pocos lo que quedaron fijados al asfalto. Salimos a buscar la brisa fresca y el Guadalquivir tenía muy poco que ofrecernos en su plácido fluir hacia Sanlúcar. Por Torneo y la Barqueta era grande la animación y los ciclistas pasaban, por equipos,  como una exhalación irreconocibles haciendo calentamiento -calentamiento en una noche tan calurosa, ¡Dios mío!-  La ciudad parecía deshabitada, salvo la muchedumbre que jaleaba el rodar esforzado de los ciclistas y nos regresamos a ver La Vuelta en la tele.

Esta mañana, como es costumbre, me he levantado a recibir la aurora y ésta se ha asomado distinta y distante de la que dejé en Marbella. La luz va llegando a poquitos, como en todos los lugares, pero aquí se me oculta entre edificios y no me deja ver la trayectoria que solía contemplar en las amanecidas marbellíes. Es domingo, los trasnochadores de la Alameda y entorno pasan vociferando sus impudicias despertando a los que duermen y enturbiando el silencio de los que gozamos la placidez de la dormición de la ciudad. Nada ha cambiado. Las manos mágicas de Lourdes se han ejercitado en el orden que le gusta y ahora hay cosas que no aparecen, salvo los libros, éstos me aguardan y me urgen.

Un correo de mi virtual y entrañable amiga vascocatalana me habla de que hace planes con su marido para venir a conocer Sevilla; tiemblo de emoción sintiéndome anticipadamente su cicerone y la oportunidad de ratificar a la persona que ya conozco sin habernos visto jamás; el AVE ha acortado la distancia antes enorme con Barcelona y la Red nos ha presentado y familiarizado paso a paso. ¡Cuántas cosas tenemos que agradecer a las nuevas tecnologías!

Como suele suceder cada rentrée, todo igual, todo nuevo. La báscula del baño me acusa de las cervecitas y los aperitivos, del pisto delicioso de María Isabel, de los gozos del patio de Encarni, y me urge a la dieta postvacacional. En las tardes, imaginaré el sol poniéndose por encima del Arroyo de los Columpios; a cualquier hora del día o de la noche la invitación al encuentro de Paco y Magdalena…     me aguarda Antonio con una Cruzcampo muy fría y los amigos de Jesús reclaman mi presencia y mis desvelos. Todo igual, todo nuevo, como cada rentrée.

2 comentarios:

  1. Ya ha empezado la vuelta??
    Estoy desfasado, con mis vacaciones no me entero de casi nada, claro que ahora cuando vuelva al Pirineo otra semana, con una cervecita en la mano pondré la tele para ver a Federico Martín Bahamontes, subiendo por esas cuestas, o a Perico Delgado, o quizás a Fernando Escartín Coti...
    - Jubi, de verdad que estas desfasado.
    Saludos

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  2. Y las ganas que tengo yo de darte personalmente un fuerte y calido abrazo.

    Un beso

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