El viento ha tatuado en mis adentros
esta melodía de ráfagas agridulces
que inunda con tu vida mi memoria;
piano, dulce, increscendo hasta ensordecer
mis oídos con las palabras que pronunciaste
y prometían cosechas frondosas
y días como varados, lasos, eternos, interminables…
Tu voz es un recuerdo, un eco indeleble e
indeslindable de mi perímetro ansioso,
una cerca que me ciñe el plexo
a un tiempo remoto que ahora
vislumbro deletreado sobre un pentagrama
ciego por la pasión encendida.
¡Oh viento! ¡Arrástrame hasta ella
como ocre hoja de otoño en su escénico ballet,
o prívame para siempre de la razón
que me lleva a esta evocación de muerte!
Envidia por tener recuerdo semejante y poderlo expresar.
ResponderEliminarEs una delicia venir a visitar tu blog y encontrarse con letras tan hermosas y de tanto significado. Felicidades.
ResponderEliminarUn fuerte y calido abrazo
¡Uf! Yo no sé que hago en este grupo: Francisco, Nerim, Teresa, Alberto... No estoy a la altura.
ResponderEliminarSaludos a los maestros.
Felipe digo como tu ¡Uf! Que envidia me dais, como me gustaría saber expresarme como lo haceis vosotros.
ResponderEliminarFrancisco, es un placer leerte Un abrazo
Qué amor tan grande...
ResponderEliminarPre cio so!
Me voy volando como "hoja de otoño"
Un beso.