En mi soledad, te invito, te invento
y suena de nuevo, a retazos, las músicas
anteriores al adiós
que aplazamos hasta el reencuentro.
Te invento, te invito, te invento
para no desligarme de las lianas
que nos uncen con las ataduras
del para siempre en el que me reafirmo.
En mi soledad, te invito, te invento
antes de que la orfandad deshidrate
la arboladura de mi ser
y desoriente mi regreso a Ítaca,
sin que el sextante me muestre
la deriva y naufrague
en la inquietud del desencuentro.
En mi soledad, te invito, te invento
y en el ayuntamiento te vivifico
y saboreo el sentido de la invención.
Vaya, esta poesía me ha gustado. La poesía no es mi fuerte, es algo así como las matemáticas, se lo importante que es entenderlas pero hay algo que no me deja hacerlo. Sigo intentándolo.Beso
ResponderEliminarUn bellisimo poema de añoranzas e invenciones que invita a imaginarse un encuentro soñado.Bueno, al menos, eso creo, pues a mi también, a veces, me cuesta entender la letra pequeña de la poesía.
ResponderEliminarFelicidades Paco.
Un fuerte y calido abrazo
Tienes una gan imaginación si esto es un invento. Pura sensibilidad vagando por las neuronas del cerebro, dándole vida, ilusión y deseo. Es bueno fantasear de vez en cuando y perderse con el pensamiento.
ResponderEliminarUn beso
Y entre inventos,
ResponderEliminarle invitas al reencuentro...
Que se te cumpla!
Dos besos!
Precioso,Francisco.
ResponderEliminarCuando el árbol resulta herido es cuando muestra su buena madera.
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