Dedicado a mi bloguera amiga Chelo.
Se dice que un matrimonio cumple con la propiedad conmutativa cuando el resultado de la suma de ambos es el mismo, cualquiera que sea el orden manejado. Ejemplo: a + b = b + a; o lo que es lo mismo, no importa quien tome la iniciativa el otro se suma a ella.
La propiedad asociativa establece que cuando se suman tres o más, la suma siempre es la misma, independientemente de su agrupamiento. Ejemplo: (a + b) + c = a + (b + c). Pero las matemáticas no siempre son aplicables a la pareja. Se necesita una predisposición especial para aceptar los tejemanejes de tu pareja. Si lo has entendido, evítame el ejemplo.
La propiedad distributiva es aquella por la que la suma de dos o más sumandos, multiplicada por un número, es igual a la suma del producto de cada sumando con el número. Por ejemplo: (b + c) . a = b . a + c . a Si en el caso de la asociativa era casi imposible, cuando operamos con multitudes, aun más difícil.
La propiedad idéntica o reflexiva se suele cumplir siempre, pero esta es la que lleva al egoísmo de mirarse a uno mismo. Ejemplo: a = a
Con la propiedad simétrica se complican de nuevo las cosas: consiste en poder cambiar el orden de los miembros sin que la igualdad se altere. Ejemplo: Si a - b = c, entonces c = a – b ¡Qué lío! ¿Cómo va a ser lo mismo con uno que con otro.
De la transitiva ni hablamos: si dos igualdades tienen un miembro en común, los otros dos miembros también son iguales. Ejemplo: Si x + y = z y a + b = z, entonces x + y = a + b. ¿No es verdad que es imposible su cumplimiento?
Por último, la propiedad cancelativa sí que es más frecuente de lo que imaginamos: en una igualdad se pueden suprimir dos elementos iguales en ambos miembros y la igualdad no se altera. Ejemplo: Si a + b = c + b, entonces a = c ¡Qué no! No voy a dar nombres. Se conocían desde muchachos; una vez casados a y b, continuaron la amistad con c. Frecuentemente salían los tres juntos y lo pasaban muy bien; hasta que cierto día se escaparon a y c, abandonando definitivamente a b.
Genial. me ha encantado. De la propiedad cancelativa podría contar unos cuantos casos.
ResponderEliminarUn abrazo y buen miércoles Francisco
La vida y los números...ejemplos muy gráficos nos has dado, Francisco, a los que todos ponemos nombres y apellidos. Beso
ResponderEliminarYo los junté a los dos, mas la excesiva familiaridad y el acontecer cotidiano los han llevado a abandonar la íntima relación que tenían entre sí y también la comunión conmigo.
ResponderEliminarRenueven juntos su relación conmigo, dejando las viejas costumbres y las ideas preconcebidas.
Hagan a un lado todo lo que piensan el uno del otro, y concéntrense más bien en Mí juntos.
Ámenme juntos. Alábenme juntos. Cántenme juntos. Ríndanme culto juntos. Adórenme juntos.
Busquen Mi rostro juntos. Clamen a Mí juntos.
Entonces los llenaré, y los tres seremos uno.
Seremos «cordón de tres dobleces».
Excelentes analogías matemáticas, pero hoy te las cambio por las leyes divinas...
Una rosa y dos besos, uno en cada mejilla!
Perdona Francisco, pero yo soy de letras y con las matemáticas me pierdo. ¡No te digo nada aplicándolas al matrimonio! Además en este caso:
ResponderEliminara + b + c = MULTITUD.
Excelente Francisco , me ha dejado sin palabras tanto el texto como la decicatoria.
ResponderEliminarIncluso con los núermos haces gala de una imaginación portentosa.
Muchas, muchas gracias y con tu permiso voy a hacer un enlace desde mi blog a esta entrada para que se puedan ver los comentarios , pues tambien son dignos de leerse.
Gracias de nuevo y un abrazo
El matrimonio reune las 4 operaciones básicas de las matemáticas. A saber: suma problemas, resta libertad, multiplica gastos y divide opiniones.
ResponderEliminarUN ABRAZO HERMANA
Yo añadiría al comentario de Carmina:
ResponderEliminarEleva la potencia de la mujer.
Extrae la raiz del hombre.
Ahora bien: Si a=marido y b=esposa.
a+b=monogamia.
a+2b=bigamia.
a-b=viudez.
Por otra parte, si a=b, a-b=idiotez ja ja ja.
Un saludo.