Ayer acompañé al médico a alguien que conozco de la calle, al que sólo me une interés por verle recuperar la identidad perdida; luego visité a una anciana llorosa que repite cada vez las mismas ideas una y mil veces, siempre con las mismas palabras; más tarde presté a quien sé que no me lo devolverá; por último, me encontré con unos amigos donde algunos ostentaban de apariencias y me deslicé en cuanto pude. Cansando, por tanta intensidad, me fui a la cama y he dormido a pierna suelta como no lo hacía desde mi juventud.
Es agotador salir de uno mismo. Beso.
ResponderEliminarGenerosodad a tope se llama lo que has contado. No me xtraña que esa conciencia limpia duerma a pierna suelta... se lo tiene más que ganado.
ResponderEliminarUn beso
Seguro que has dormido así de bien porque estás en paz con Dios y con Hacienda, que también es importante.
ResponderEliminarSaludos
Hola Francisco: No sabes cuanto me ha gustado leer este post. Es maravilloso entregarse a los demás. Asito como monitora a un grupo de personas mayores en mi parroquia y cuando vuelvo a casa me encuentro perfectamente bien, mejor que cuando he salido.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue dando tu compañia a quien lo necesite.
Tu les diste lo que necesitaban
ResponderEliminary Dios a tí...
Un beso, mmmm, mejor dos!