La poquedad se interpuso
entre ambos
como valla de escala imposible.
Nos identificábamos en las
toses
y en el carraspeo que
mascullan las dudas.
Nos habíamos vedado la
palabra,
pero ambos conocíamos el
timbre del otro
y hasta la excitación
que nunca nos hemos
confesado.
Somos olas de un mismo mar,
de una misma tempestad que
busca estrellarse,
aguas agitadas que indagan
en la acometida contra la
dársena
con esperanza de fundirse en
la unidad soñada.
En la glotis, una palabra
atragantada,
un deseo irrefrenable de
encuentro y coincidencia,
de rasgar el velo que la
timidez
ha tejido y nos ha maniatado;
en mis sueños, en mis
ensueños,
en mi día a día, ella.
A veces, cuando hay complicidad y convivencia compartida, un gesto o una mirada puede reemplazar a las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
El silencio también es un sistema de comunicación, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Una comunicación diferente que la hace muy especial.Saludos
ResponderEliminarUna comunicación que se basta en una mirada, Charo.
EliminarUn abrazo.
Todo tu poema se resume en una sola palabra ELLA ¡qué hermoso!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Ella es donde permanentemente señala la aguja imantada de mi brújula. Mil gracias, Julia.
EliminarUn abrazo.