Hay exilios que pasan
por la desdibujada línea
indefinida
de la indiferencia,
pero hay otros que son
tanino
y amarga tuera
tras saborear
un jugoso racimo de uvas
moscatel.
Hay un dolor físico
que parece centrifugarnos,
que te agita, mancilla y
retuerce;
pero hay un dolor del alma
que te precipita
en ciénaga de arenas movedizas
que ignorabas
y que se abre bajo los pies
con pestilencia sulfurosa,
como se supone el Averno.
Hay dulces de leche,
moteados con golpes de
canela,
que se fijan al paladar
con similar apego a la teta
materna,
donde todo es amor
desbordado;
pero hay postres que dan por
tierra
con el más suculento
banquete.
La vida nos ofrece trancos
que no podemos,
que no queremos,
que nos negamos a subir,
que son más poderosos que
nuestra
impotencia…
¡Toma, llévate la llave!
Cuando desde el exilio
me recuerdes,
pasa sin llamar;
no cambiaré de cerradura
como no cambio la idea
del reencuentro.
Exilios de fuera y de dentro. Una de las peores experiencias. Mundo ingrato. Los españoles parece que lo olvidamos pronto.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
El exilio es un constante presente a lo largo de la historia del hombre, un dolor que cambia de personas o grupos étnicos, pero que en todo momento sangra en el pecho de algunas personas.
EliminarUn abrazo.
Francisco, tu última estrofa me ha emocionado profundamente...Esa llave de amistad se va eternizando poco a poco en tus letras. Lo humano lo haces divino y vas creando un cielo entrañable a tu alrededor...Hago mías tus palabras, también yo entrego mi llave para que ella pase sin llamar, porque nunca cambiaré la cerradura...Sabe que la queremos y que nunca la olvidamos...La vida vivida con sentimiento es "presente continuo", amigo.
ResponderEliminarMi abrazo inmenso para ella y para ti.
Feliz fin de semana.
M.Jesús
Mil gracias, María Jesús. Me consta que tendría que hacer mucho esfuerzo para quererla como tú y Maite, pero le digo palabras sinceras, arrebatos del corazón.
EliminarBesos.
Qué hermoso, qué emotivo. El poema va "in crescendo" hasta ese final estremecedor. Muy bueno.
ResponderEliminarEse exilio... no tengo palabras. Aún está esa cerradura lista para ella. Cuánto la queremos. :)
Muchas gracias, Maite, por lo que dices y por lo que sugieren tus palabras. Es cierto, ella se hace querer y lo difícil sería pasar de largo y olvidarse. He hecho otras dos copias, una para ti y otra para María Jesús.
EliminarBesos.
Es un bello poema con intenso sentimiento,bellas imagenes y un poderoso mensaje que nos deja reflexionando.
ResponderEliminarEl final es una joya.
Un fuerte abrazo con mi sincera admiración.
Muchas gracias, Azulgenia. Comentarios así dan ánimos para el siguiente poema.
EliminarUn fuerte abrazo.
La dureza del exilio se hace más suave si detrás de la puerta hay unos brazoa que estrechan y te dan la bienvenida a una nueva vida.
ResponderEliminarBesos
Sin dudas el regreso es el sueño permanente de quien se aleja y también de quien espera.
EliminarBesos.
Qué preciosidad y que exuberancia de sentimientos. Me he emocionado leyéndote.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, Tracy. La emoción es el más puro sentimiento que uno puede arrancar con palabras.
EliminarUn fuerte abrazo.