Cuando acaricio el cielo
y la punta de mis dedos
van surcando nubes hasta
trepanar la estratosfera,
pordioseando sólo un guiño
tuyo,
una mirada cómplice
de aquellas a las que me
acostumbraste
y a las que me siento atado
como a una dependencia…
Cuando mis versos son una
invocación
implorante
y tu callada es el desaire
de mi desconsuelo;
cuando has pasado de ser
el primer y más afectuoso de
los comentarios
que mis suspirillos merecían,
al silencio sepulcral
de estatua marmórea de
labios sellados,
siento que he sido cargado
con el pesado fardo de la
cruz del silencio
y que me lastra
en las arenas movedizas
de esta agónica súplica de náufrago.
Cuando acaricio el cielo y
tú no me respondes…
Yo respondería con El lamento de la ninfa de Monteverdi.
ResponderEliminarUn abrazo admirativo
Dedicado a Merche con todo afecto: https://www.youtube.com/watch?v=wAPxEW16SCA
EliminarUn fuerte abrazo
No es fácil alcanzar al que consigue acariciar el cielo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero es fácil seguir su ejemplo e intentar imitarle, Emilio.
EliminarUn abrazo
Vos acariciás el cielo todos los días con el don de tu pluma inspirada, inimitable y superior. Y felizmente lo compartís con nosotros. Gracias Francisco querido. Te abrazo.
ResponderEliminarAgrego un mimito para María del Carmen:
La curación es algo silencioso.
No desciende sobre quien la busca con aclamación estruendosa;
ninguna fanfarria anuncia que se aproxima.
Con fe como su contraparte,
la curación viene silenciosamente,
obrando su bendición como aire sagrado,
con ternura,
sobre avenidas de oración.
Leona Hayes Chunn
Gracias, Adriana, por tus palabras cariñosas, en especial pra María del Carmen.
EliminarUn abrazo
Cuando descubres la clara y pura verdad, cuando prima la dulzura en el contenido de la nostalgía, cuando tú, decides ser clamor del agradecido al amor de la amistad, nada lograr detener la fuerza de tus sentimientos y llegan a su destino.
ResponderEliminarBesos enormes
TRamos
Muchas gracias, TRamos, por lo delicado y la belleza de tus palabras.
EliminarBesos.
Mejor la poesía que un edificio de ochenta plantas para acariciar el cielo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Mejor la fantasía del poeta que la soberbia de la Torre de Babel queriendo alcanzar los cielos, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
No sólo has llegado a acariciar el cielo, además nos has enseñado el camino que tenemos que recorrer para alcanzarnos...no se llega con la soberbia de los que construyeron la torre de Babel...la humildad y la fantasía drean una gran escalera que conduce directamente a él.
ResponderEliminarBesos
Estoy absolutamente de acuerdo contigo: la soberbia nos hunde y la humildad nos eleva por encima del resto.
EliminarBesos.
¡Ay, corazón de poeta, letra tan pura...!
ResponderEliminarPero te entiendo... Los comentarios de Mª Carmen a mí me elevaban también a la estratosfera. Cuando la leía comentarme, tenía que tomar aire y darme una vuelta por la casa. No exagero, volaba... Ella sabe que es así. Tiene una voz mágica para elevarte.
Un besote, poeta, y otro a la poetisa-inspiradora :)
Es cierto cuanto dices de ella: genial, maravillosa, amorosa... Todos la echamos de menos, pero no nos hemos olvidado, sino que estamos a su lado apoyando su recuperación.
EliminarBesos.
La punta de tus dedos toca el cielo del sentimiento...y estoy segura de que le llega a ella, Francisco. Ella te sigue escribiendo desde el corazón, te sigue comentando tus poemas y dejándote su amistad incondicional y su sentimiento de tsunami encendido.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño siempre para los dos.
M.Jesús
Sí, María Jesús, le está llegando y le sirve de gran estímulo como me cuenta Rossana. Cada noche a las 12 (nuestras) espera que aparezca mi poema en su muro.
EliminarBesos.
Y nos haces acariciar el cielo con tus poemas.
ResponderEliminarUn beso.
Amable Sara, también recibo yo múltiples caricias tuyas en tus comentarios, siempre afectuosos.
EliminarBesos.