Cae la noche en mis párpados
cerrados a toda esperanza
como si sístole y diástole
fueran matraces de cristal,
donde la ciencia se hace
precisión transparente
y no experiencia deductiva.
Tú, al otro lado del mar
─o
de la vida─
bajo un sol entristecido
con su mochila de invierno;
yo, agitando el pañuelo
de los adioses y repitiendo
jaculatorias
que quieren ser
obcecadas bienvenidas
ininteligibles
con las que flanquear tu
paso.
Se apaga la luz entre los
mirtos
con mortecinos bostezos,
como si la tarde tuviera
vocación
de convertirse de nuevo
en un mañana gestante.
Canta la tórtola sus
guturales
y el cuclillo le rebate agudos
disonantes.
En el jarrón tartamudea
de sueño agónico el nardo
y la madreselva asoma a la
ventana
una sonrisa átona de
esperanza:
entre las otoñales ramas leñosas,
por entre los espinos,
perfuma el instante una
ajada rosa
que recupera la voz de tiple
y enarbola un mensaje de
esperanza.
El consuelo de saber que nunca se pone el sol.
ResponderEliminarLa edad y la distancia nos dicen que no siempre es otoño.
Un abrazo, Paco.
Y la geografía nos descubre que mientras en un lugar es de noche en otro luce el sol, que cuando aquí entramos en el verano, en el hemisferio sur comienzan a pasar frío. Gracias por tu presencia, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
En la vida hay luces y sombras, pero quien lleva la luz como bandera, nunca caminará en la oscuridad. Las flores del otoño nos anuncian el latido de la vida que no cesa, el aquí y allá, se unen en un eterno presente donde el amor nos envuelve como una caracola gigante acunada en su corazón y siento que mis manos se unen a miles de manos sin tiempo ni distancias...¡sólo amor, donde brilla el diamante perdido que buscaba mi amiga Mª del Carmen y ahora está cerca de ella!
EliminarMuchos besos y apapachos con un maná del cielo que te llene de bendiciones.
Ángeles
Mil gracias, Ángeles, por este sabroso comentario que pone al descubierto tu mucho afecto y amistad hacia nuestra amiga.
EliminarQue a ti te colme de bienes por tu generosidad.
Pero qué ternura... De verdad, es lindo y esperanzador, con un punto de humor en esos mirtos que bostezan y el jarrón que tartamudea, y hasta la rosa-tiple me ha hecho gracia :)
ResponderEliminarUn apapacho y un sedante canto de tórtola :)
Todo para ella, Maite, todo para ella. ¿Sabes que ella sí reconocerá esta imagen que acompaña al poema? Es una foto del paseo fluvial en Corrientes, la Costanera del Paraná. Para ella los esfuerzos y para ella los halagos y todas las ternuras. (Esto se lo lee Rossana que es nuestra cómplice)
EliminarApapachos y cánticos animales.
Te has unido a esa tarde que se cierra y nos va dejando sus ecos y sus voces de despedida...El corazón está atento y sabe que siempre hay un mensaje de esperanza, porque la vida sigue con el sol que nace cada día en invierno y en verano...Y ese sol nos une, porque es la esencia viva del Creador, que siempre está cerca...
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño para nuestra amiga y para ti.
M.Jesús
Gracias, María Jesús, por tus cariños para ella. Me dice Rossana que se siente muy feliz de vernos cada día y que nos recibe con instrucciones de anfitriona en sus aposentos.
EliminarApapachos también para ti.
Y aquí al otro lado, seguimos pensando en ella y mandándole todo nuestro cariño...
ResponderEliminarEn su nombre y en de su familia, Tracy, muchísimas gracias.
EliminarBesos.