01 noviembre 2011

PONTEVEDRA

La excursión a Pontevedra estaba incluida en el circuito, pero no es un destino que hubiera elegido de tener que hacerlo, sin embargo es una ciudad que me sorprendió muy gratamente desde el momento mismo de la llegada. Como turistas, nos mostraron la zona monumental y nos orientaron por la parte antigua para que callejeáramos, resultando ser una sorpresa la mar de agradable.


En el paseo central, como inicio, está presidida por una enorme cruz de piedra de dimensiones muy extraordinarias que en nada se parece a un cruceiro; a la margen derecha del parque, se alinean una serie de edificios monumentales ocupados por la Diputación Provincial, un colegio de segunda enseñanza y rancio abolengo y la Delegación del Gobierno; en el extremo norte está la Casa Consistorial, la cual que cierra el paseo y da acceso por la perpendicular a la derecha al centro comercial.


Al extremo de esta calle la Iglesia de la Peregrina, dedicada a la Virgen de dicho nombre, tan singular que tiene la planta en forma de vieira, mezcla de barroco tardío y neoclásico, edificada en el siglo XVIII. La nota pintoresca es que a la puerta había una gitana portuguesa vestida de negro, muy entrada en años o muy deteriorada por la vida; pedía con insistencia y amenazaba con malos augurios a quienes no respondían con generosidad. A escasos metros una estatua dedicada al loro Ravachol.


Cuentan que un farmacéutico pontevedrés tenía un loro a quien puso por nombre Ravachol. En la rebotica el farmacéutico no se privaba de ciertos comentarios no aptos para ser escuchados por las personas afectadas por los mismos, pero el bueno de Ravachol que tenía capacidad para reproducir las conversaciones que escuchaba, en el momento más inoportuno repetía lo que el boticario y sus amigos habían comentado de alguien y descubría el pastel. Si las tertulias de la rebotica alcanzaron notoriedad, no le fue a la zaga el loro Ravachol, quien vino a morir, hace ya años, por carnaval. Desde entonces, en lugar de enterrar la sardina en carnavales, en Pontevedra se entierra simbólicamente al loro Ravachol.


Luego nos adentramos por el callejeo de la parte antigua, donde los numerosos bares destilaban aromas insinuantes. Entré en uno y pedí una taciña, pero debieron verme pinta de turista y me sirvieron un exquisito albariño en una elegante copa y sin haber añadido nada más, la acompañaron con una pizca de tortilla de patatas y una bacaladilla a la romana recién frita. Pagué con un billete en lugar de pedir la cuenta y me quedé atónito cuando comprobé que sólo me cobraron un euro. Estaba tan rico que tuve que volver a tomar otra copa, ahora acompañado por mi mujer y una amiga después de que hicieran un alto entre tienda y tienda. No había error, de nuevo un euro por consumición y el vino me supo aún más deleitoso. Al doblar la esquina, don Ramón del Valle Inclán me esperaba en el centro de la plaza y aproveché su pose estatuaria para asirme a su brazo izquierdo sin que él rechistara; luego tuve la sensación de haberme comportado de forma cómica e incluso esperpéntica.


14 comentarios:

  1. Francisco estos reportajes que haces son una excelente contribución al turismo del lugar. Deberían invitarte de otras regiones de España, con todos los gastos pagados, para que continuaras tan buena labor. Gracias por compartir tantas experiencias.
    Un abrazo.

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  2. gracias miles querido amigo por compartir tus bellos viajes y experiencias, besinos de esta amiga admiradora.

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  3. Hola Francisco, que bellas fotografias. Que hermoso paseo por tus letras, y que buena informacion sobre este lugar tan bello. Besos, cuidate mucho amigo.

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  4. Es Pontevedra la ciudad que menos me gustó de todo nuestro viaje por Galicia, posiblemente dada la cantidad de paisajes y monumentos que vimos es una ciudad en la que, desde nuestro punto de vista, bajó el nivel, ya de por si muy alto.

    Saludos

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  5. Valle-Inclán tenía malas pulgas. Has tenido suerte para la foto. Jejeje.
    Ya solo te queda visitar los tugurios donde ponen mejillones, albariño y pulpo a tutiplén.
    Un saludo

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  6. Los gallegos te estarán muy agradecidos por este bonito reportaje de una ciudad no muy conocida en los ámbitos turísticos pero muy interesante de ver.
    Me quedo con el lorito para casos de emergencia.
    Bonita foto con el maestro.
    Besos

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  7. Hola!!! Muy curioso lo que hoy nos ofreces, lo del loro Ravachol que llamó la atención... por cierto... el foto sales muy bien. BESITOS Y SALUDITOS DESDE CÁCERES.

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  8. Lo dicho, me están entrando unas ganas locas de conocer Galicia ya.

    Estás muy guapetón al lado de Valle-Inclán.

    Un abrazo.

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  9. con cronistas así dan ganas de salir ya a conocer

    besos

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  10. Pues a mi sí que me gustó Pontevedra, su casco histórico y el deambular pos su calles. Muy lógico que te sintieras muy esperpéntico al lado de don Ramón María. Has hecho una buenísima descripción de esta ciudad cenicienta. Un saludo

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  11. Como me alegro de que vuestro viaje a Galicia haya resultado satisfactorio.
    Un abrazo

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  12. ¡Vive Dios,no es mala la idea de A.K.E.! Una subvención viajera para poder contar las delicias de cada rincón de mi país. Pero no es menester; ya me siento altamente gratificado con cada uno de vuestros comentarios que, de alguna forma, vienen a subrayar cuanto digo. No necesito que los gallegos me lo agradezcan, aunque es cierto que he tenido un correo amabilísimo del hotel San Juan, donde me alojé, por contar mi estancia con ellos. Eso mismo quiero hacer yo con mis lectores, con cada uno de vosotros, daros las gracias y un fuerte abrazo.

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  13. Estupendo paseo, y lo mejor, que lo compartas con tus lectores que nos enteramos, de paso, de anécdotas y recorridos.
    Un abrazo.

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  14. Aquí estuve yo hace tres semanas, y de tanto paseo me dejé el menisco:)
    Un abrazo
    P.D. Ya verás mi reseña en Ciudadana.
    Estás igualito que en el nick:)

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