27 agosto 2015

PARECE



Parece como si se hubiera instalado
un nuevo orden que va desordenando
el orden establecido. La Tercera Guerra
es sólo la amenaza de un linfoma
que duerme con riesgo de despertar,
como el hombre de las nieves,
como la bella durmiente
o como el cadáver de Walt Disney
desde su fría estabulada estancia.

Ahora es la metralla del dinero
la que bombardea las fronteras
y va dejando cadáveres sin ensangrentar
─limpios los bolsillos─
hacia la periferia de la vida.

Del frontispicio de la Acrópolis ha caído
el triángulo de la democracia
─con sus tres poderes─
al impotente suelo haciéndose añicos.
Se acabaron los juegos de mayorías,
rendidos al As que guarda en su manga
quien puso liquidez y sus condiciones:
primero se financia, luego se exige,
y más tarde se atornilla y asfixia
hasta la obediencia y la rendición,

Ya no hay metralla, no hay repulsiva sangre;
ahora, el Estado Mayor es un ente opaco,
desde un despacho opaco,
en cualquier rincón opaco
de un paraíso opaco,
hacia la meta de un enriquecimiento
cada vez más y más opaco.

6 comentarios:

  1. Desde el silencio nos miran...

    Saludos Francisco

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    1. Nos observan, nos manipulan y dirigen nuestras vidas. Muchas gracias, Jaal.

      Saludos.

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  2. Nos gobiernan los mercados; nos explotan nuestros vecinos de al lado; nos amenazan con quiebras mientras se forran a nuestra costa. La Tercera Guerra Mundial puede venir por medio del imperio económico o por la amenaza terrorista o por el espionaje informático y el dominio de la información. Ahora el enemigo no sabemos dónde está ni cómo luchar contra él. Y mientras pagamos los de siempre...
    Un saludo

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    1. Gracias, Carmen, por leer literalmente lo que he querido expresar.

      Un beso.

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