Las siete, eran las siete
en punto de la tarde
cuando unos golpes impacientes
se acompasaron
a las siete campanadas
del reloj del campanario;
era... era algo así
como un clamor… Un breve
silencio y unos goznes se estremecen…
En las personas que llaman,
la violencia del hambre
y las garras aguerridas de unas madres;
en las manos que abren,
las palmas extendidas
multiplicando panes y peces…
Las siete, eran las siete
en punto de la tarde,
la hora de la acogida.
Hola Francisco...excelente y bello poiema, te felicito con un abrazo enorme.
ResponderEliminarMe has recordado el poema de Lorca "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", aquel iba de muerte, el tuyo va de hambre y desesperación.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Muy lorquiano. El hambre, el dolor y la muerte van muchas veces de la mano.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué triste esa llamada del hambre a las puertas de la caridad.
ResponderEliminarBello poema para una tragedia.
Un abrazo Francisco.
Trise... muy triste ese grito de angustia
ResponderEliminarllamando al corazón de la humanidad... mientras
no escuchemos esas campanadas de auxilio seguirá
exitiendo la hambruna y la muerte.
Tus versos nos hacen reflexionar... nuestra
conciencia responde a ese llamado???
Mis respetos a tu escrito querido Poeta
Es el hambre en estado puro; parecía una maldición extirpada en las sociedades occidentales, pero estamos viendo como no. Un abrazo y feliz fin de semana, mas gris que nunca.
ResponderEliminarMe parece muy tierno y acogedor , porque ha tenido un final feliz. Deberían de existir multitud de acogidas, el hambre sería menos doloroso.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Hola primo!!! un poema excelente... aunque su temática es triste... una realidad social en pleno apogeo... una pena Paco, una pena!!!! Besos desde Cáceres.
ResponderEliminarCoger, acompañar, escuchar y compartir. Faltan manos para dar a tantas manos extendidas demandando comida y calor.
ResponderEliminarBss
El hambre no entiende de fronteras ni de relojes, los humanos fuimos quienes cuadriculamos el espacio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Escoges temas candentes y eso es muy bueno para transmitir a los corazones de este siglo desde la palabra. Angustioso pero muy bello, Francisco, y muy real.
ResponderEliminarUn poema muy bello en el que tus palabras hablan del hambre de una manera muy original.
ResponderEliminarUn beso.
Sensacionales letras, es muy bello leerte.
ResponderEliminarTe deseo un bonito fin de semana, abrazos!
Cuánto dolor a las siete de la mañana. Tanto como si fuera a las siete de la tarde. Muerde el estómago y el corazón. Un abrazo
ResponderEliminar¡Vaya hombre!Que poemazo... Bien Lorquiano -si se puede decir así-
ResponderEliminarCuando era joven mis intentos de poesía seguían a los clásicos poetas españoles tu me los recuerdas en este poema.
Ojala suenen esas siete campanadas en todo lugar que haya hambre y se multipliquen panes y peces. Va mi deseo acompañando el tuyo.
Gracias por tu comentario en mi blog
Un abrazo
Tiempos difíciles.
ResponderEliminarAbrazos.
Una buena descripcion poetica de lo q estamos viviendo en esta epoca de crisis. Salta a la mente esos comedores llevados con tanto amor por esas monjas de la Caridad o de la Milagrosa y otros tantos, a las que no se les borra la sonrisa, ayudados por voluntarios, que no dan abasto para atender a tantas personas necesitadas hoy dia
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