Se ha escapado. Va bien abrigado —dijeron—, pero ni siquiera lleva cartera. Todos los caminos nocturnos son ciénagas para quien no tiene donde reposar la cabeza. La noche se presenta extensa y fría como la tundra, desértica y silenciosa; sólo el runrún del pensamiento mantiene en acción involuntaria sus mecanismos. El cuerpo se ha hecho uno con el lecho y se ha planchado entre las sábanas esperando el paréntesis reparador. Tras los cristales, sombras chinescas prefiguran monigotes que quieren parecerse a él; parece que gesticulan, pero deben ser las hojas del naranjo movidas por el viento. Se caen los párpados, pero se resisten a no seguir vigilantes y la luz mortecina de la farola cercana alimenta con su cantinela de cuentos truculentos e historias inquietantes. Un ruido… Con la calefacción apagada, cuando el agua se enfría, los tubos parecen dar un suspiro: es el momento en el que se relajan de la prensión del agua caliente. El reloj no se cansa de dar la hora, y hasta las medias. Otras noches no se aprecia su trabajo incesante ni su compañía. Esta noche llevamos el mismo camino: uno con su característico tic tac, el otro con el runrún de la vigilia. Por la ventana, pestañea de vez en cuando la luz de la farola y solo sabe dar malos presagios del prófugo. La esperanza está en la salida del sol que todo lo incendia.
Precioso relato Francisco, te ha salido redondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es casualidad que hables sobre la farola, yo hace unos días puse mi perfil con una farola para que me ilumine estos días de incertidumbre, y ahora al ver desde mi blog tu foto vine volando a ver qué hablabas sobre la farola.
ResponderEliminarMe encantó tu texto, amigo Francisco.
Un beso.
Buenas nochesssssss!!!!! Qué diferente parece el mundo cuando el sol se esconde, verdad???? Hasta una farola que de día nos pasa despercibida, adquiere belleza por la noche. Todo un mundo que sale a la calle y a nuestra mente cuando la luz del día se va y la hora nos llama a la cama. Otra cosa es poder conciliar el sueño... hoy... intentaré como siempre, acompañada de la radio y de un buen libro y después de apagar el PC, invocar a Morfeoooooo!!! Besos cariñosos.
ResponderEliminar¡Que bonita la farola! Pero mejor sería que la puñetera se perdiera en la reparadora negrura del sueño. ¿Verdad que sí?...
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mejana
Que la esperanza no se pierda mañana bajo el abrumador brillo del sol...pero esta noche que el tictac se convierta en una adormecedora canción de cuna..bss
ResponderEliminarHola Francisco, hermoso texto y bella la imagen, te dejo un beso amigo, cuidate.
ResponderEliminarBonito relato, me ha traído al recuerdo aquellos serenos que vigilaban nuestras calles y abrían puertas al olvidadizo o al trasnochador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonito texto y qué largas son esas noches cuando uno oye hasta el tictac no sé si del reloj o del corazón.
ResponderEliminarUn saludo.
Describes muy bien la soledad de la noche, esa frialdad y ese reloj que no deja de girar. Hay tantos noctámbulos que dialogan con las farolas. Buen día, Francisco.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este texto,quedo admirada esperando yo también ese sol que todo lo incendia.
ResponderEliminarUn beso.
Magnifica relato Francisco. Preciosa forma de describir la noche.
ResponderEliminarUn abrazo
La noche y la vigilia crean interesantes historias como esta, pero es mejor que los dulces sueños sean los compañeros nocturnos.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando el sopor no llega, el tiempo pasa como una eternidad y el alba nunca nos libera de esa cárcel de ojos abiertos y cerebro caliente.
ResponderEliminarSaludos
HOLA FRANCISCO
ResponderEliminarEL SILENCIO DE LA NOCHE Y EN LA OSCURIDAD DE LAS SOMBRAS, LA FAROLA TRATANDO DE DISTRAER LOS SUEÑOS NOCTURNOS, BUSCANDO EL DESLIZ DE LAS HORAS, TRATANDO DE REVIVIR PENSAMIENTOS...
ME ENCANTÓ EL TEXTO.
TE FELICITO.
BESOS.
PD YO NO ME GUARDO LAS IMÁGENES PORQUE ME ENCANTA EXPONERLAS PARA QUE CONOZCAN A SUS AUTORES. PONDRÍA MÁS PERO SERÍA MUCHO.
CARIÑOS
Bonito relato.
ResponderEliminarNo he podido evitar recordar aquellas noches en vela en los que la luz de la calle y el ruido más mínimo logran captar tu atención y hacen regresar a la mente esas preocupaciones que con todo el esfuerzo del mundo intentaste exiliar.
Un saludo.
Hermoso relato llenito de nostalgias del ayer pero que es parte del escenario de un hoy... envuelto en la esperanza de un amanecer que despierte la vida y apague esa farola nocturna.
ResponderEliminarMe encantó querido amigo...un besote para ti desde este helado pais llamado Suecia.
Te dejo un ramito de soles tibios.
http://solinam.blogspot.com/
Cuando he visto la farola pensé en algo romántico, un tango tal vez, y resultó ser una pesadilla. Tic tac, la mente dando vueltas, menos mal que nos queda el amanecer. Solo me faltó el sudr frío. Espero descansar a pesar de este estupendo relato para no dormir.
ResponderEliminarBss
Pero si yo había comentado en esta entrada ¿por qué no ha salido?
ResponderEliminarDecia que si la causa de tu desvelo no estaria encerrada en esta frase :
Se ha escapado. Va bien abrigado —dijeron—, pero ni siquiera lleva cartera. Todos los caminos nocturnos son ciénagas para quien no tiene donde reposar la cabeza
Un abrazo
Que mala la noche cuando se hace larga por la falta del sueño y el baiben de los pensamientos enfrascados, mejor cerrar los ojos y olvidar, dejar que la luz interior nos llene acurrucandonos en la oscuridad del sueño realizando un largo viaje hasta que la hora de levantarnos llegue, la farola se apage y la luz del día nos llene.
ResponderEliminarNo tardaras en escribir un libro y si no lo haces es porque no quieres porque posibilidades tienes y gratificante es.
Magnifico relato Francisco, enhorabuena.