Aquella vieja copa de picón se la tragó el progreso, pero fue sustituida por otra de aspecto similar, aunque alimentada con electricidad, más cara y más limpia. A pesar de contar en casa con un sistema de calefacción por radiadores de agua, tal vez el medio más eficaz, no nos hemos olvidado del viejo sistema de la mesa camilla y el calor tibio en los pies que tanto confort proporciona.
En lugar del brasero común, desde hace algún tiempo, tenemos el denominado lorito eléctrico -posiblemente llamado así por la forma de jaula de su armazón- que cuelga del centro de la mesa camilla. Anoche, antes de disponernos a cenar y convivir las horas nocturnas al calor del infernillo, resultó que se había descompuesto y no funcionaba. Pensé dejarlo para el día siguiente, pero no se estaba cómodo y decidí echarle una mirada. ¡Ya está! ¡Se ha fundido una de las patillas de uno de los polos y no le llega la corriente! De inmediato volví a conectarla y la cubrí de cinta aislante para darle mayor firmeza. Al instante calentaba de nuevo y hasta tuve ese momento de gloria con el que nos recompensa los pequeños arreglos; pero a poco de estar nuevamente enchufado empezó a oler a plástico quemado y tuve que desenchufarlo de inmediato reconociendo mi fracaso. Por la mañana, por sólo 50 céntimos, dos nuevas patillas de cobre y un tubito aislante de fibra de vidrio, unos minutos en embornar los polos y de nuevo los laureles efímeros de la gloria del chapuzas casero.
Creía que por el sur no había esa "cultura" entrañable de la mesa camilla, tal como tu describes, en torno a la que se compaía calor y conversación, se merandaba...
ResponderEliminarLo de arreglos caseros verdaderamente llenan de gozo y triunfo al que los hace, si consigue éxito en la empresa y no se va todo al traste, como una vez me pasó a mí al intentar arreglar una lampara y fundí los plomos de la entrada de corriente a la casa, teniendo que llamar luego al electricista.
Un abrazo
Yo acabo de levantarme de la mesa camilla, del calor del brasero eléctrico, para venir a decirte buenas noches.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Menos mal que lo de lorito solo es el nombre porque tendrías además de calor la conversación de este animal que puede llegar a ser tan insistente como ruidosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta hacer esos arreglos y me siento muy ufana de no tener que llamara nadie. Esa sensación de calorcito en los pies no la conocemos aquí, como sabes no hace tanto frío, nos limitamos a ponernos calcetines y basta con eso, ventajas que tenemos
ResponderEliminarBsss
Empiezas bien el año...si eso es lo que mas me gusta de enero...Arreglar la casa, pintar, comprar lo que hace falta para que este impecable, construir otra pieza de la casa, y mas..porque resulta que en enero todo bajaaa..
ResponderEliminarlos precios por el suelo y yo aprovecho que ya paso el boom navideño y todo lo que era incomprable lo rematan..
Es una táctica que uso hace años y que mis hijos heredan...las compras de ropa no las hacemos en diciembre para el "estreno" costumbre que muchos hacen y se gastan un dineral pudiendo comprarlo por menos de la mitad en enero...
no uso calefacción aqui pero si algún día tengo y se me daña ya se a quien llamar jejej besoosososos
Aunque en casa hay calefacción, lo de la mesa de camilla es una religión; tener los pies calentitos es fundamental y eso solo lo da el bracero en una mesa que recoja el calor y lo distribuya por todos los que estén en su entorno, recuerdo los braceros de picón de hace muchos años, peligrosos muy peligrosos, aun hoy dan la nota con algún muerto por lo general personas de edad avanzada.
ResponderEliminarUn saludo
Brasero y mesa camilla con faldones, algo muy típico en las casa andaluzas desde siempre. Muy ingenioso el "lorito". Mi padre tenía algo parecido: una gran lámpara que emitía calor y que iba enroscada a la parte interior del tablero de la mesa. Es cosa sabida que el que tiene los pies calientes no pasa frío.
ResponderEliminarUn saludo.
Ay, yo crecí en el pueblo con esos braseros de lata con picón, con cenizas, que mi abuela no dejaba tocar a nadie, pues le llenábamos todo de cenizas. También he tenido loritos en casa hasta hace poco, cuando ya se puso el aire acondicionado con frío y calor, y un radiador de aceite. Pero como curiosidad, en la playa, en Matalascañas, en la mesa camilla cuando voy en invierno, tengo el lorito que antes tenía en Sevilla.
ResponderEliminarFeliz día de Reyes, Francisco.
Parece mentira pero aquí en el norte ya se ha perdido la cultura del brasero. Lo vi todavía en Extremadura con la forma habitual de antaño pero funcionaba con gas butano. Estimo que sería tan peligroso como el picón (o raj como se le llamaba aquí. Aunque yo también hago alguna reparación casera, más que manitas son manazas. Un saludo
ResponderEliminarhttp://desdemimejana.blogspot.com
que pena querido amigo que con el progreso se vayan perdiendo tan bellos ritos y costumbres, miles de besinos con todo mi cariño y feliz año nuevo.
ResponderEliminarSin duda era una costumbre entrañable que no conocí. Criada al calor allende los mares, no había ni mesas camilla ni lorito. Los Loritos andaban sueltos por casa y eran de carne y hueso. Pero si que he oído contar buenas historias sobre braseros y demás, alrededor de estasa mesas.
ResponderEliminarBss
Que conste, Chela, que en el sur puede hacer tanto frío como en el norte. Al menos en "mi" sur, bajo la blancura de Sierra Nevada, los braseros de orujo de aceituna eran la salvación en las casas cuando no había las calefacciones de ahora. Quizá ahora ya no sean necesarios, pero las mesas de camilla las conservamos, pues no hay nada como tener las piernas abrigadas y los pies sobre una tarima de madera como los tengo yo en este momento.
ResponderEliminarEntrañable y ameno escrito. Feliz Año y mi cordial saludo.
ResponderEliminarBELLO ESCRITO, MUY DE VIDA HOGAREÑA Y COTIDIANA. NO CONOZCO ESE BRASERITO, ACÁ TENEMOS OTROS DIFERENTES. JIJII, TU LO HAS ARREGLADO, ME ALEGRA QUE PUEDAS ENTENDER DE ESE TEMA, NO CUALQUIERA.
ResponderEliminarEN ARGENTINA ESTAMOS EN VERANO, NO SABEMOS DÓNDE PONERNOS DEL CALOR QUE HACE... CON EL AIRE ACONDICIONADO Y EL VENTILADOR.
LAS IRONÍAS DE LA VIDA NO?.
BESOS
De chapuzas nada, pues lo arreglaste.
ResponderEliminarCuanto dinero, disgustos y gusto ganamos con ello. Pues vemos que todo se puede si se pone conciencia e interés en ello, aunque a veces debemos dejarlo en manos de entendidos totalmente necesarias, pero esas pequeñas cosas nos llenan de mucho.
Sabes tu mucho con el lorito eléctrico, lo gratificante del calorcito en los pies, donde más se nota el frió y el placer que conlleva.
Un abrazo y gracias por compartir, no sabía de su existencia, ahora ya lo se.