En el principio era la palabra
y sin la palabra era el silencio
y en el silencio se perfiló el abismo
y del abismo brotó la luz
y la luz vino a poner orden en el caos
y del caos la noche parió al día
y con el claror del día se separaron las aguas
y de las aguas se generaron los ríos
y de los ríos se acumularon los mares
y sobre los mares sobrenadaron los cielos
y por los cielos se desparramó el firmamento
y en el firmamento se encendieron las estrella
y la más brillante de las estrellas era el sol
y el rubio sol iluminó la tierra
y la tierra —que estaba en barbecho— produjo vegetación
y entre la vegetación los árboles con frutos y semillas
y de las semillas se nutrieron los animales
y los animales se especializaron
y de la especialización surgieron las especies…
Pero todo seguía en silencio
y vio Dios que nadie usaba la palabra
e hizo Dios al ser humano a su imagen y semejanza
y habla y habla y habla y habla y habla y habla…
Y todo seguia en silencio hasta que nació la palabra. Precioso Paco, me lo he leido tres veces seguidas, me ha encantado.
ResponderEliminarFeliz Domingo y un fuere y calido abrazo.
En un principio todo era silencio... la mitología grecolatina afirmaba que en un principio estaba el caos, pero las similitudes con la cristiana son evidentes. Muy buena imagen la de la tabla central del "Jardín de las delicias" de El Bosco, que nunca me canso de admirar cuando voy al Prado. Buen domingo, Francisco.
ResponderEliminarAlgunos agradeceríamos que algún que otro se hubiese mantenido en silencio para siempre, jeje.
ResponderEliminarBueno, ahora en serio, una manera preciosa de dibujar el principio, el nacimiento del hombre a la vida que no es más que el regalo de la palabra a ese mundo reciente.
Un abrazo Francisco.
No se si a estas alturas Dios se haya arrepentido de darnos la palabra e incluso la vida ya que hay veces en que no sabemos emplear ni una ni otra.
ResponderEliminarBuen día
Un don que a veces se usa con desenfreno, sobre todo con el auricular del teléfono pegado a la oreja. Y fíjate bien que no caigo en la trampa de hacer un comentario sexista. Se dice el pecado pero no el pecador.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Y sin la palabra que hubiera ocurrido? ¿Cómo nos hubiéramos comunicado? ¿ con señas , señales de humo? La verdad , es que a veces utilizarla demasiado puede ser agotador , pero sin su existencia tal vez la añoranza sería mas inmensa.Has hecho un excelente "principio" de la misma.
ResponderEliminarFeliz domingo Francisco.
Un Saludo cordial.
No me esperaba ese final, monsieur.
ResponderEliminarEn algunos casos es una maldición ese chapurreo constante, pero en otros la palabra es un don precioso, como es su caso.
Feliz domingo
Bisous
Y eso quiere decir que Dios era un parlanchin????
ResponderEliminarPerdona,pero me ha entrado la risa con ese final en el que darnos la palabra y hacernos loros,ha sido lo primero que me ha venido a la mente.
:)
Besos.
Querido Francisco,parece que hemos tenido telepatía jajajja el tuyo es mejor que el mio....
ResponderEliminarAbrazo
Que bonito...tanta naturaleza bella, cuanto trabajo en crearla y que mal la tratamos, menos mal que la palabra viene en su ayuda para salvarla
ResponderEliminarBsss
Y desde entonces nacieron los poetas y escritores,, cuentacuentos, predicadores , oradores y charlatanes ...para hacer buen uso de la palabra escrita y hablada.
ResponderEliminarBuen post.
Besos de MA para ti.
El blog de MA .
Muy bueno Francisco. La palabra surgieron para ser espejo de la acción. Un placer saludarte.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo
Qué bien sincronizadas tus palabras acompañadas por ese cuadro 'El jardín de las Delicias" ,precioso, que hace poco tuve el placer de ver al natural.
ResponderEliminarUna secuencia de hechos perfectamente encadenados hasta llegar al origen del hombre, que no fue otro que dotarnos de la cualidad de "rompedores del silencio a través de la palabra", posiblemente para que pudiéramos contar la gran belleza de un jardín perfectamente creado.
Un abrazo Francisco.
Y hablamos, hablamos, hablamos... y pobre aquel que no puede hacerlo...
ResponderEliminarPrecioso Paco, una secuencia perfecta con las ideas encadenas de forma admirable. Un abrazo
Cuanto habla.
ResponderEliminarPrecisamente curioso, hoy he estado meditando en la playa y a mi regreso a casa vine pensando en el sonido del silencio, y realizar una entrada de ello, ese tan hermoso que integra a la Madre Naturaleza, así como el nuestro interno, y tú Francisco vas y haces esta entrada en la que al fin de cuentas hablas de ello, ampliando fuertemente el Todo de la Creación y su enlace mutuo.
Un abrazo y gracias por tus siempre sabias palabras y otro para tu esposa.
QUE BUENO QUE NACIO LA PALABRA PARA QUE NOSOTROS QUIENES ESCRIBIMOS PODAMOS SOBREVIVIR.
ResponderEliminarES QUE PARA MI ES UNA TABLA DE SALVACIÓN.
BESITOS
MARAVILLOSA ENTRADA, EL FINAL ES ASOMBROSO JIJII, ES QUE SOY DE HABLAR MUCHO.
Joder Paco, has escrito de nuevo el Génesis. ¡Eres la Biblia en verso!.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mejana
Mas no debemos debemos consentir que la palabra se convierta en ruido.
ResponderEliminarDecía un hombre sabio: "No hables a menos que puedas mejorar el silencio".
Como siempre, precioso, Francisco.
Un abrazo.
....y ¿qué hariamos nosotros sin palabras?...
ResponderEliminarNo soy de las que comentan pero siempre te leo, esta entrada que bién lograda está, el final buenísimo, no lo esperaba. Bendita palabra. Saludos.
ResponderEliminarPalabras como las que has empleado hoy hacen que valga la pena que se rompa el silencio.
ResponderEliminarUn abrazo.
A pesar de que es bellísimo lo que has escrito, al final me he reído un montón porque me imaginaba un final diferente..algo asi como
ResponderEliminary vio Dios que nadie usaba la palabra
e hizo Dios al hombre a su imagen y semejanza
pero el hombre solo no podía hablar con nadie
he hizo Dios a la mujer
y desde entonces ella habla y habla y habla y habla y habla y habla…...
besossss
jajajja Dios, cómo me he reído con algunos comentarios.
ResponderEliminarBuenísimo, Francisco, realmente bueno lo que en el principio, tal parece seguirá eterno?
Un abrazo, señor!