Después de una vida entregada a la enseñanza, ya descansa para siempre D. Julio, el afable y animoso profesor de Biología, sin haber dejado en ningún momento la enseñanza. Su acento dulzón canario, su accesibilidad, su cercanía, su pasión por la docencia, hacían de D. Julio una figura especial. Falleció el pasado día 3, quien fuera el primer decano de la Facultad de Biología y rector de la Universidad de Sevilla en el convulso periodo de 1986 a 1988, contribuyendo a desbloquear los Estatutos de la Hispalense, reconocimiento que nunca le ha sido escamoteado. Hombre de ciencia y un gran humanista interesado en el saber en todas sus ramas y facetas, modélico y moderado como todos los sabios.
Llegó a Sevilla en 1971, tras ganar la cátedra de Microbiología de la Hispalense. Fue el primer decano de la Facultad de Biología, para acabar siendo catedrático emérito y profesor vocacional del Aula de la Experiencia, donde tuve la suerte de conocerlo. Era el curso 2000-2001, primer día de clase y a primera hora un tema árido que estaba lejos de mis intereses académicos: “El mundo viviente y la evolución humana”. A penas comenzar su disertación, animada con proyecciones, caí preso de su metodología y de su encanto personal para llevarte al terreno científico que tanto le interesaba. Era como una charla amena en el que la vida venía ensartada como en eslabones de continuidad. Él descubrió para mí, no digo que los misterios del genoma humano, pero sí una idea algo más que superficial del su significado, envuelto en la helicoidal de su maestría. Comenzó por la vida mínima de lo unicelular para acabar en la complejidad del hombre a través de toda su evolución, y previo a ello toda la vida animal y la presencia temporal en la tierra. Desde entonces, a ninguna referencia al mundo viviente le falta la presencia en mi mente de D. Julio, ese afable y campechano profesor, con el dulzón acento canario que ahora ha dejado el mundo viviente. Todo mi afecto y mi respeto eterno por usted, D. Julio.
Vaya, siempre se van los mejores. Todos tenemos un profesor que nos marcó para siempre y que permanecen en nuestra memoria por los restos de los días.
ResponderEliminarMe ha parecido curioso que estuvieras en la Universidad en el año 2000-2001, eso está bien, nunca es tarde para enriquecer nuestro conocimiento.
Un abrazo Fco.
Me llena de satisfacción y orgullo (ya estoy como el rey) que una de la spersonas más importantes de su vida académica haya sido un canario,un paisano mio.Como usted,admiro siempre a los profesores con metodologías que hacen ameno el aprendizaje :)
ResponderEliminarDescanse en paz el hombre sabio que dejó semejante huella en ti, amigo Paco. A lo largo de la vida todos hemos encontrado una persona que ha merecido nuestros respetos.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mejana
Buenos días primo!!!!! Siento que lo apreciabas además de como profesor como persona. Muchas veces me pregunto... ¿por qué los grandes hombres de ciencia son al mismo tiempo grandes humanistas? Digamos que nada tiene que ver la ciencia con la filantropía... y sin embargo se entienden.
ResponderEliminarDescanse en paz tan digno profesor y persona.
Muchos besos desde Cáceres.
Hay personas que se nos hacen inolvidables aún cuando pasan la línea divisible de la consciencia.
ResponderEliminarSiento tu tristeza.
Besos.
Un bonito homenaje a alguien que dejó en ti su huella, sembrando la inquietud por saber.
ResponderEliminarUn saludo.
Supe de viva voz lo que D. Julio representaba para ti y no quiero que se acabe el dia sin pasar por aquí.
ResponderEliminarMe contaste que el "Don", se lo había ganado mas por su forma de ser que por su titulación y personas así ahí pocas.
Descanse en paz D. Julio.
Desde aquí has hecho un sentido homenaje al profesor que dejó tan buena huella en tí.
ResponderEliminarSeguro que desde allí donde se encuentre, te estará agradecido por esas bonitas palabras en su honor.
Besos
Y siempre que se va una persona sabia y moderada,como dices,me pregunto lo mismo.
ResponderEliminarA dónde va todo ese conocimiento que atesoró en su vida?
Irá en provecho de su propia evolución individual?
Quedará como un legado invisible para el resto al igual que los que no pasan de ser bultos violentos nos dejan un amargo recuerdo??
...
Uno de estos días tendré que matricularme en teología.
Un abrazo y lo siento.
Hola,
ResponderEliminarMi nombre es Ignacio, soy hijo de Julio, buscando en internet he dado con esta entrada de tu blog y quisiera mostrar mi agradecimiento por tan bonitas palabras. Gracias de corazón.
¡Qué sorpresa tan agradable! Te agradezco mucho el comentario, el cual me confirma que hice bien en seguir mis sentimientos al escribir sobre tu padre, al que sigo queriendo, y es que un maestro lo es para toda la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarTodos los que asistimos a sus clases quedamos marcados de una u otra forma por su fuerte personalidad.
ResponderEliminarSiento mucho no haberme enterado antes.
Desde aqui mi sentimiento mas profundo, y elevo una oración por su eterno descanso.
Un fuerte abrazo, amigo Paco.
Javier d´León
He tenido la suerte de ser uno de sus ultimos alumnos. Me dió clases en Enero 2012.
ResponderEliminarLamento la perdida de ese ser humano que en el ocaso de sus fisico era capaz de dejarse aupar por otros para subir o bajar a sus mesa con tal de poder seguir impartiendo sus clases magistrales.
Con mi dolor y admiracion.Abrazos a su familia.