Cuando duele el alma,
el dolor del cuerpo es una pábilo mortecino
que se acaba deglutido
como el pez grande se come al pequeño.
¡Pequeñines no!, grita
el dolor del alma
cuando esta se desgarra
y se hace añicos de sufrimiento extremo.
El día que el alma no duele,
cuando ésta dormita el duermevela
de los días de remanso,
el dolor del cuerpo se revitaliza
y anuncia por algunos de sus órganos
o sistemas que tiene entidad
y que reivindica su estatus.
Pero cuando duele el alma,
cuando el dolor no tiene ubicación
localizada sino que vives en vecindad
con la muerte apetecida y salvadora,
entonces y sólo entonces,
no hay dolor que reste protagonismo
a esa angustia que te carcome
hundiéndote hasta el abismo.
Cierto es que el dolor del alma camufla al dolor físico. Qué bueno sería no sentir dolor, no tener un dolor dormido esperando salir a la luz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es más insoportable que el dolor físico, lo se muy bien y lo describes muy bien
ResponderEliminarBsss
LLevas razón: cuando es el alma la que duele, el dolor del cuerpo ni si nota, parece liviano, y no hay remedio contra el dolor espirirtual; espero que no te duela el alma, Francisco. Buenos días.
ResponderEliminar¿Y qué cura el dolor de alma? en este momento estoy segura que un píldora de amor.
ResponderEliminarUn beso
Malo de quitar el dolor del alma, todavía no se descubrieron ni pastillas ni jarabes que lo hagan desaparecer.
ResponderEliminarBuen día
El dolor del Alma, fuerte y sordo, tanto que no deja ver lo externo, solo el oscuro pozo en el que uno se halla inmerso, ya lejano.
ResponderEliminarNo se lo deseo a nadie.
Abrazos Francisco y esposa.
Hola primo!!! Siempre creemos que cuando tenemos dolor físico hay que llamar al médico... síííííí!!!! pero el alma duele y mucho... demasiado.... y además hay que cuidarla!!!! Muchas veces los dolores físicos vienen porque somatizamos el dolor del alma!!!
ResponderEliminarHabrá que cuidarla y tratarla, no???
Buenos versos Francisco, muy buenos versos!!!
Besos cariñosos desde Cáceres.
Hola Francisco. Cuerpo y alma son inseparables, cuando el dolor del alma es intenso, el cuerpo lo sufre, y tanto que puede derramar sudor en sangre.
ResponderEliminarGracias por sus palabras, no me extraña que ñas penas se alivien con sus nietos y esos días de aplomo .
Con ternura
Sor.Cecilia
ei! Francisco "cuando ésta dormita el duermevela" nos invaden los pensamientos... buff mama por (miedo) abrazos mil Josep
ResponderEliminarVaya, parece que mi comentario desapareció. Se lo habrá llevado el viento o el señor Blogger.
ResponderEliminarDecía que los dolores del alma son los más difíciles de mitigar. No hay parecetamol que alivie la pena.
Un saludo.
..quizás suene a masoquismo..no lo se..pero cuando me duele el alma es cuando mas viva me siento..y se como duele..se como se desgarra y como te sumerge en ese abismo...
ResponderEliminarEl dolor del cuerpo descubre muchas veces la belleza del alma escondida. Ocupar la vida en llenar el alma es muchas veces el alivio
ResponderEliminarpara dolores que la medicina no puede mitigar.
Un abrazo.
Crudo, fuerte, bien expresado, ya que cuando duele el alma el cuerpo siempre sucumbe y la sigue. Inexplicable misterio de la vida del humano. Cariños.
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