24 diciembre 2025

A PUNTO DE CARAMELO

 




Cuando ella dio el consentimiento,

seguramente no imaginaba que alumbrar

era retorcerse de amor extremo

y de dolor glorioso y asumido,

echar fuego desde la emotividad

y controlar las llamas desde el corazón,

y desde el diapasón de sus labios y su boca.


Alguien bucea en sus entrañas

y lo que imaginaba caricias son surcos

arando el barbecho que le contrae

su cuerpo entero y sus extremidades.


En la desconocida selva de su interior,

un germen, una criatura que sobrenada

sus cavidades tratando de abrirse paso;

el corazón desbocado y sin riendas,

un desasosiego agitado sus pulmones

y el jadeo incontenible de las convulsiones.


Ya está aquí, ya llega, ya se acerca...

Y el ombligo es, aunque en silencio,

la inquietante alarma que urge a la ebullición,

entre suspiros y agitados quebrantos.


No hay posada, otros se adelantaron

y ocuparon la alcoba donde dar a luz;

de su tripa emergen sueños, delirios

que se hacen surtidores en su boca.

Ya está próximo. Han pasado tan solo

cinco minutos desde las últimas contracciones,

y arriba, en la loma, un cobertizo, un establo,

un refugio de intimidad que invita con urgencia.

 

Ya está aquí la Luz, ya llega, ya se acerca

el radiante momento. Ven, Señor, no tardes.

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