28 diciembre 2025

 

SANTOS INOCENTES


                          


                     “Se escucha un grito en Ramá,

                    gemidos y un llanto amargo:

                    Raquel, que llora a sus hijos,

                    no quiere ser consolada,

                    pues se ha quedado sin ellos.”

                    (Jr 31, 15)


Así, también hoy en Gaza

cientos y miles de madres

lloran por sus hijos martirizados

entre estallidos de bombas y de hambre.

La deshumanización se ha subido

a la goleta de la actualidad

con el cuchillo afilado de la hipocresía:

mientras unos dicen que son galgos

y otros dicen que podencos,

mientras algunos diseñan un “resort”

en el que hacer suculentas cajas,

y, como siempre, con el sacrificio de terceros.


Por el declive de la tarde llega la noche,

por el de la impiedad surge el genocidio;

por la simulación, mirando al vacío,

la infame complicidad del silencio.


¡Grita Ramá, grita Gaza, grita Palestina!

No es posible respirar ni conciliar el sueño

con las astillas de la mutilación clavadas

en el pecho, en la espalda y hasta en los intestinos,

entre estallidos y llantos de quienes aguardan

esperando el turno que les siegue la vida.


¡Grita Ramá, grita Gaza, grite el mundo entero!


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