Dormita en el fondo del vaso,
donde el hielo es ya irreconocible
y menos aún lo que fue fuego
y ahora es débil memoria seca
que invita a seguir, dado el momento.
Solo hay que dejarse llevar y asentir
para volver al consumo social que
inhibe, justifica, repliega y aplaza,
al tiempo que entona y envalentona.
En el tránsito visceral algún que otro
estremecimiento y el acuse de recibo
por el que apostará el riñón y el hígado
-tal vez también el páncreas-
en discusión interna que no trasciende
entre los amigotes y foráneos.
El deshielo de las entrañas es amenaza
que asecha expectante cada día, cada hora,
pero no hay marcha atrás. No es fácil.
En los sinuosos vapores etílicos
también se ha volatizado la débil voluntad.
¡Camarero, otra ronda, va por mi cuenta!
Nada más pensar en lo mal que lo paso cuando me paso un pelín hace que no la pille, digo la borrachera.
ResponderEliminarSaludos
Hay muchas personas que han arruinado sus vidas con esta adición. Como siempre, pasarse las lindes no trae buenos resultados.
EliminarUn abrazo.
La voluntad es lo primero que se le evaporó. Es muy triste el final para quienes se quedan atrapados.
ResponderEliminarBesos.
Lamentablemente no son pocos los que pierden la voluntad y se ven atrapados.
EliminarUn abrazo.
Magnífica puesta en escena del dominio del alcohol en el cuerpo, que como un demonio lo lleva a la deriva...Impresionante, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz domingo.
Muchísimas gracias, querida amiga. No está socialmente mal visto hasta que ya no tiene solución.
EliminarUn abrazo.