Enhiesto, aunque con algún
escorzo
sobre quien gira
en sentido ascendente;
nudoso, retorcido, desnudo,
pero buscando siempre la
alturas
con las que aspirar a lo
supremo.
Así también el hombre
trata de mantenerse sobre
sus pies
y mira esperanzado al cielo,
de donde llega la luz,
a pesar de los nudos
de cada una de sus
articulaciones
por la poda reumática y artrítica
de sus dolencias.
En cada incisión, una
cicatriz
y de ella un brote verde
y esperanzado,
un nuevo impulso corrector
sobre el que seguir el
destino.
Y así, árbol y hombre,
en su función desigual
simbiosis de respiración y
clorofila.
Los hay también retorcidos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Buen paralelismo, amigo. Al hombre tambien le cortan rodillas o caderas algunas veces y nos meten cuerpos extraños dentro. quizás de Titanio. Pero seguimos buscando la mirada de Dios arriba, entre el cielo azul o nuboso.!!!!
ResponderEliminarDos abrazos...
Al fin y al cabo somos vida, tanto el árbol como el hombre, formamos naturaleza.
ResponderEliminarEstupenda comparación...me siento ya árbol.Saludos
ResponderEliminarSomos parte de la naturaleza. Hermosa imagen. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarHermosa imagen y qué decir de tu poesía. Genial abrazo entre el poeta y el árbol. Esos árboles siempre me parecieron manos abiertas hacia el infinito y no pude describir mi sentimiento al verlos.Gracias
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