10 agosto 2017

NADA ES AHORA COMO FUE



Ella no volvió nunca más
a ser aquel ángel con trenzas
de sus tiernos dieciséis años,
cuando la vida era una constante
en crecida de curvas con derrape.

Cada día que pasaba iba como
descubriendo los intríngulis del mundo
y el mundo le abría a ella
las ventanas del saber de par en par.

Como juegan los chiquillos,
me columpié de sus trenzas
y vine a quedarme
en esa cascada que se derrama
sobre los hombros abrigando mis días.

Ha pasado el tiempo, mucho tiempo,
y nada es ahora como fue
en aquel pretérito de almíbar;
todo es un discurrir continuo,
aunque nada es ahora como fue
sino pura firmeza y terquedad.

14 comentarios:

  1. A veces es mejor no indagar mucho acerca de qué de esa chica de las trenzas. Mejor la imagen que nos dejó en su día.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Con el tiempo uno sabe que las cosas son así, pero se olvida de los pormenores, Cayetano.

      Un abrazo.

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  2. La mayoría de las veces tras la firmeza o terquedad hay mucha dosis de amor.
    Besos tercos (uy, cómo suena eso)

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    1. Quizá sea esa terquedad la que nos mantiene, pero aún así es necesario otra motivación más fuerte por debajo para que pasen 50 años.

      Besos.

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    2. Pues eso, el amor que subyace debajo.

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    3. El amor es algo que llega a pesar nuestro, sin que podamos evitarlo, Tracy.

      Besos.

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  3. Siempre queda algo en nuestro interior, de aquella chiquilla que un día fuimos.

    Besos

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    1. Es cierto, yo así lo aprecio cuando la miro con los ojos del alma.

      Besos.

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  4. Prefiero no indagar más allá...
    Saludos

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    1. Hay bien poco que indagar; en el fondo una larga sucesión de días con el denominador común de un mismo interés.

      Un abrazo.

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  5. Todos evolucionamos, Francisco...El tiempo no pasa en valde. Pero, la esencia permanece y estoy segura de que esa niña de trenzas te mira con gran cariño y comprensión a través de los años.
    Mi abrazo y mi ánimo siempre.

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    1. Lo bueno es que a ambos nos pasaron el mismo tiempo y las mismas cosas. Hemos crecido de la mano. Mil gracias, María Jesús.

      Un fuerte abrazo.

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  6. Cambiamos mucho con el andar... la esencia permanece, en ocasiones se esconde por instinto de conservación, se arrincona en lugar secreto del alma.
    Besos de anís.

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    1. Lo permanente es lo que de aquellos dos jóvenes seguimos teniendo hoy ella y yo, Sara.

      Besos anisados.

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