Suspiraba de forma lastimera
a cada impulso sobre la
cuerda,
como si se dejara jirones
del alma de madera
en el roce metálico del eje
que le atraviesa de costado
a costado;
pero tenía vocación de
eternidad
y fue útil
hasta que la municipalidad
instaló saneamientos públicos
y el esfuerzo quedó limitado
al giro ocasional del grifo
y a la dictadura periódica
de la facturación.
Sobre el arabesco metálico
que se eleva por encima del
brocal
y del presente,
el testimonio de otras vidas
más humildes.
En la garrucha, las muescas
y los desportillados del
tiempo,
como aldaba
de un pasado que ahora
parece lejanísimo,
pero que forma parte
del cliché imperecedero de
mi infancia.
bonita semblanza de la garrucha de nuestros patios.
ResponderEliminarVoy leyendo de atrás hacia adelante y no sé si estás ahora haciendo una serie de poesías a objetos importantes en tus recuerdos. Sería bonito que fuera así, si no lo es, te invito a que lo sea en algún momento
Me alegra mucho tu sagacidad. Este poema y el anterior llevan una nueva etiqueta: humildad. El propósito es, efectivamente, escribir sobre cosas normales y sencillas de nuestro entorno, elevar a dignidad las cosas que por lo general no cuentan con nuestro aprecio. Acepto sugerencias, si te apetece, dime sobre qué elemento quieres un próximo poema.
EliminarBesos.
Muchas gracias por tu deferencia, pero mira ya que me lo brindas, tengo tantas... que no sé cúal elegir, por ejemplo el humilde botijo o el calentador de cama que unaba mi abuela al que se le echaban las brasas del brasero, en fin... el que quieras será bien recibido.
EliminarUn beso agradecido.
Buen trabajo. Como recordar no es sólo traer algo a la memoria sino que volver a pasar por el corazón una vivencia pasada, se siente que tu poema tiene el sabor a la fidelidad de tu pasado. Lo que no es fácil.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias, Vicente, por tan linda reflexión.
EliminarUn abrazo.
Olores, sonidos, recuerdos de siempre... Esa garrucha es una buena metáfora de muchas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Entre otras, Cayetano, del sube y baja de la vida. Mil gracias siempre.
EliminarUn abrazo
Nosotros le llamábamos el carrillo. Me ha gustado como lo has recordado con tu poema. nuestro recuerdos van hunidos a los uténcilios y costumbres vividos en la infancia y que por los adelantos an desaparecido.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Te extraño en el blog de josefa.
Los nombres distintos para los mismos objetos daría para escribir todo un tratado. Gracias, Josefa, por ese extrañamiento del que me ha costado salir.
EliminarUn abrazo
Aún se puede ver esas garruchas, en antiguos patios de nuestra Andalucía.
ResponderEliminarBesos
Así es, pero por lo común como elemento decorativo en pozos de los que ya no se extrae agua.
EliminarBesos.