27 febrero 2011

CASA PAYESA IBICENCA

La casa payesa ibicenca es la típica casa de campo de las Pitiusas. Con una economía de supervivencia, en estas casas se llevaban a cabo todas las tareas que tienen que ver con las labores agrícolas. Dada la escasa pluviometría, las cubiertas son planas y un sistema de recogida conducen y almacenan el agua de lluvia hasta el aljibe.

Esta casa se encuentra tal como fue construida en el siglo XVIII


Muestras de los productos habituales.


Molinos y arados


Por encima de los aperos de las bestias, vigas de la resistente madera de savina.


La muela es imprescindible para la molienda.


No hay tarea que no desarrolle el payés, por tanto necesita de tantas herramientas.


Arel, cuerdas, bieldo, pala y hasta hormas para el calzado.


Esteras, cestas y espuertas.


Tinajas, hachas, tenazas y otros elementos.


Cocina y pucheros


La casa no es sólo un espacio de trabajo, sino de morada.


Con un espacio peculiar para el aseo.


Un espacio para el resto de la familia.


Un arcón donde guardar el ajuar.


Y unos enseres con los que alumbrarse y comer.


Una mesa en la que compartir

6 comentarios:

  1. Buena colección de enseres y aperos payeses. Te estás empapando bien de la cultura ibicenca. ¿Has probado ya el vino payés? ¿Y el pollo payés? ¿Y la ensalada payesa con pescado seco y aceitunas?
    Un saludo.

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  2. ¡Cuántas cosas han pasado desde que las gentes de esas y otras localidades vivían rodeados de los enseres que nos enseñas! Buen paseo y gracias por compartir.

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  3. Soy aragonesa y al ver el interior de esa preciosa casa ibicenca, conforme observaba tan entrañables fotografías me han venido fuertes sensaciones de mi infancia en una torre, la casa típica de Aragón. Los aromas que desprendía cada habitación, dependiendo su destino, a las mazorcas de maíz descorazonado, el de los capazos que las recogían, el de hollín en el hogar, el de los mantecados, magdalenas y rosquillas recién hechas, aguardando en la despensa, la ocasión para celebrar. Los sonidos de las engranajes de las trilladoras, los de las cadenas y correajes de los aperos. El frío en los dormitorios a la hora de ir a dormir en esas camas de cabeceros niquelados y tubulares. El calor del comedor y mayor el de la cocina con el puchero cociendo malte para echar mendrugos de pan y desayunar remojones cuando desde la ventana entre el vaho se distinguía el campo lleno de rocío...
    Y lo mejor de todo, el regazo de mi sufrida abuela con el aroma a limpio de sus enlutadas prendas.

    Gracias Francisco. por traerme los recuerdos de una niña muy tímida pero observadora.

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  4. Hola amigo, me ha encantado.. así en directo, lástima que no tengas las fotos mas grandes para poder apreciar los detalles, tan bellos y delicados.. esas colchas de crochet.. esas camas, ..

    siento incluso el fresquito de esas habitaciones encaladas para dormir buenas siestas tranquilos en un mes de agosto agotadoramente caluroso.

    me ha parecido una entrada bella y llena de sensibilidad..

    Un beso

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  5. Gracias Paco por traernos a la memoria todos los cachivaches entre los que vivimos y que fueron desapareciendo una vez que sus dueños, nuestros abuelos, nos dejaron.
    Una entrada que nos llena de añoranza.
    Un Abrazo

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  6. Una preciosidad de casa, para mi la querría ahora. Vivimos mejor aparentemente, tenemos lavadoras, electricidad, frigorífico, aire condicionado, T.V. y demás. Lo que no tenemos es tiempo para disfrutarlo.
    Un beso

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