Jovialidad, un brote verde
de entre el esqueleto leñoso,
un osado que no sabe de probabilidades,
ni tampoco de combinatoria genética
y cree nacer por si solo, a contracorriente:
brota, impele, se ejercita con empuje
y se desarrolla con urgencia inusitada;
sin que nos demos cuenta
de su tierna presencia,
todo en un silente pulso
a la vida.
En sus extremidades los tonos mimosos
que explicitan la rosácea ternura,
la palidez del verde incipiente y pujante,
y el ímpetu sin modales:
no hay costras, ni aguerridas espinas,
todo es mansa y terca yema,
muy terca.
Tozuda y obstinada, afronta
con suma decisión
la porfía en desarrollarse,
y mañana, cuando venza,
se percatará que la jovial ternura
ya se va transformando en leñosa esencia
de bebé a muchacho.

No hay comentarios:
Publicar un comentario