01 septiembre 2018

EL APLASTANTE PESO DEL VERANO





El aplastante peso del verano
en la mochila de la sobremesa,
la mirada perdida en la techumbre
como escalando el alero
desde la quietud,
por las volutas de lo imposible,
más cerca de la inconsciencia
que de la reflexión o el cálculo.

En el reloj de la plaza
un número incierto de campanadas,
el sol jugando a perder la verticalidad
alargando las sombras hasta deformarlas
y las palomas encaramadas en las ramas
en formación de silente descanso.

No corre brisa. El ventilador gesticula
sus fatigosos esfuerzos
por ser confortable y el sudor es el fruto
de una situación que no encontró
su más plácido acomodo:
la siesta es un yoga muy placentero.

8 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Buenos días, Emilio. El peso no pesa sopesando el sudor, pero la siesta, a mi edad, es siempre muy sabrosa.

      Un abrazo.

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    2. Por eso algunos paisanos hablan del "yoga andaluz".
      Un abrazo, Paco.

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    3. Debe ser, Cayetano, pues noto que durante la siesta se me agudiza el acento.

      Un abrazado abrazo.

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  2. No veo el momento de echar el pestañeo, sin siesta no soy nadie.
    Un beso.

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    1. Intenta hacer como el bebé de la ilustración, que necesita muy pocos requisitos para echarse y dormir. Muchas gracias por venir a leerme, Musa.

      Un beso.

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  3. El sol echa un pulso al cuerpo, al reloj, a las palomas y hasta el ventilador...Puede con todos y lo mejor, como dices,es quedarnos quietos y despistarlo con el yoga-siesta...Muy creativo, Francisco.
    Mi abrazo y feliz semana.

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