12 septiembre 2018

LA LUNA EN CRECIENTE

Fotografía de Isidoro Jara




La luna, en creciente,
se enredó entre ramas
de una jacaranda en flor:
primero fue el enramado,
luego su aroma envolvente;
no encontraba la salida
y casi le alcanza el día
sin salir de tal prisión.

Vimos crecer nuestro amor,
que empezamos casi niños:
tú eras de flor y almíbar,
yo impaciente levadura;
tú luna en cuanto creciente
─fogonazo luminoso─;
yo enhebrado en tu figura,
sed de tus boca grosella.

¡Qué lentas las madrugadas
ralentizando los días!
¡Y qué torpes los caminos
del amor adolescente:
fuego que arde y no quema,
luna que sale y se esconde
soñando día, ensoñando de noche!

4 comentarios:

  1. Por eso somos tantos los lunáticos.
    La culpa la tuvo ella cuando vino a la fragua con su polisón de nardos y encendió el aire con olor de jazmines.
    Un abrazo, Paco.

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    Respuestas
    1. Has arruinado mi torpeza poética con la semblanza de Federico. Lo comprendo y lo acepto, Cayetano.

      Un abrazo.

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    2. No seas modesto. Tú eres un poeta y de los buenos.
      Abrazos.

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  2. Bella metáfora de esa luna jugando con la jacaranda en flor, para expresar el amor adolescente...Lleno de magia, ilusión y belleza...Muy bueno, Francisco.
    Mi abrazo y feliz jueves.

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