03 septiembre 2018

SESTEA LA SOBREMESA





Sestea la sobremesa, acompasada
por el silencioso mundo de la lectura,
donde late lo ajeno y se hace
encontradizo con tu propia vida.
El silencio exterior lleva compases
de brisa fresca llegada desde el mar;
de cuando en vez, un automóvil
trastoca la silente sinfonía y,
en ocasiones, una motocicleta
como timbales de dura resonancia,
martillea cansina y constantemente;
la melodía de los grillos zumbando
en los oídos un leve sostenido
y entre los renglones de mi vivir
las aventuras que deletrean mis labios
y dan emoción y alborozo ajeno
a estas horas de callada presencia,
ejerciendo como de ausente.

8 comentarios:

  1. Ya se acaba el descanso, ruido en las calles, nietos que vienen del colegio y toca pelea para que se pongan a hacer los deberes, en fin, comienza la rutina.

    Un abrazo.

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    1. Pero la rutina con los nietos es una tarea jubilosa, Emilio.

      Un abrazo.

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  2. Dicen que este otoño se prepara caliente. Pero llevan tantos años diciendo lo mismo, que ya ni le hacemos caso.A los que buscan problemas les daba yo los que he pasado durante casi dos años. El pasado con el problema de vista de mi hijo Javier, que nos dio un buen susto y muchos meses de verlo padecer, de llevarlo a Barcelona cada semana... y éste con la repentina peritonitis -complicada con otras cosas- de mi marido... ¡Se les iba a borrar tanta tontería de un plumazo!

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    1. No hay dudas de que todos damos cierta importancia a cosas que no la tienen en algún momento, pero cuando aparecen aquellas que tocan el corazón, entonces es cuando apreciamos el verdadero valor de las cosas. La salud es primordial y si es de los hijos, lo más de lo más.

      Un abrazo.

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  3. Yo también prefiero la lectura en las horas de la sobremesa. Me resulta muy gratificante. Lo malo es que, sin querer, me quedo unos minutos traspuesto entre párrafo y párrafo.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Pero muchas veces mete uno una morcilla al texto que hasta nos resulta sorprendente, Cayetano. En ese duermevela, se hace uno narrador y mete entre líneas cosas que no imaginan os protagonistas y ni el mismísimo autor.

      Un abrazo.

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  4. Y yo a un lado cerca de ti, muy quieta y silencita, contemplando la escena y disfrutando de esa placidez, sin romperla.
    Abrazo.

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    1. Si acaso se repite, Sara, entra en la escena para que yo pueda disfrutar de tu presencia y tu plática.

      Un abrazo.

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