Resoplabas.
Desperté y casi podíamos
nadar
en la nada de nuestros
cuerpos.
Es verano y ya se sabe, hace
calor;
en invierno nos cubriríamos de
inmediato
acurrucando nuestros cuerpos.
Resoplabas.
Fui a la cocina y regresé
con un zumo de naranjas
recién exprimido
que ni siquiera hiciste por
llevarte a los labios.
Dejé el vaso en tu mesita
y te giraste
como quien huye del diablo.
Resoplabas.
Yo buscaba ganarme un beso
─como prólogo─
y tú no estabas por la labor
de despertar
ni consentir carantoñas.
Resoplabas;
aunque eso no significa que
yo diga que roncas.
El viejo truco del zumito. Casi cuela. Jejeje.
ResponderEliminarBueno, ya ando de vuelta. Lo malo de irse uno unos días por ahí es que luego hay faena atrasada.
Un abrazo, paco.
Hay que usar todas las tretas y ni siquiera así es válido siempre.
EliminarUn abrazo.
Qué tierno de no percibir ronquidos. Un tierno siempre será caballero y buen hacedor de zumo de naranja en la mañana : )
ResponderEliminarBesitos.