Se amaban y sobrenadaron
las duras aguas de las
pruebas.
A la edad madura, cuando la
vida
se suele escribir con comas
y punto y coma,
llegó el caos y fueron
desnudados
de las guirnaldas y de la
pérgola,
pasando a habitar vidas en
subarriendo.
Se amaban y la ambrosía del
amor
les endulzó la hiel
de una precariedad novedosa;
no eran conscientes de ello,
pero la argamasa
amatoria resistió los
embates
de una sociedad así de
corrupta.
Alguien llamado Mercados
había dictado usos y normas
que vendrían a condicionar
sus vidas.
Huyeron la víspera del desahucio
y anidaron un minimalismo
incómodo
e imposible de mantener en
el tiempo.
Se amaban tanto que el
forúnculo
resultó un nódulo que
debilita
y cercena en otros los
cimientos del amor,
aunque sólo les ha alterado
el pulso de sus vidas.
Hay mercados que socializan y hay otros que matan, el IBEX 35 es uno de estos últimos, otros mercados como algunos de África, América Latina, Oceanía se junta personas en sus mercados para vender y comprar pero no solo para esto, también para contarse su cuitas, sus historias, para volverse a ver después de un largo tiempo, para preguntar por la familia, en esos países dicen que no ha entrado la modernidad, efectivamente, ahí, en esos mercados no se mata ni se desahucia a nadie, no son modernos.
ResponderEliminarSaludos
Vivimos unos tiempos feroces, Emilio, donde el último grado de la sociedad es el hombre. Todos los objetivos e intereses le preceden; mientras, el Mediterráneo se ha convertido en una tumba abierta que se traga a una gran parte de los que ven en Europa su tabla de salvación, esa Europa envilecida ante el poder omnívoro del dinero.
EliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo, lo peor es no poder vislumbrar a donde conduce toda esta ferocidad...
ResponderEliminarHola Francisco. Tus poemas duelen porque nos estamos volviendo de mármol, Tanta maldad y corrupción en el mundo que al final nos ponemos un parapeto para que no nos salpique.
ResponderEliminarAbrazossssssssssss