La paciencia de la naturaleza
está soliviantada por tanta afrenta,
por tan mal trato irrespetuoso.
Guarda silencio. De vez en cuando
un tremendo exabrupto que hace temblar.
Calla y murmura en sus adentros
Un silencio sepulcral y más profundo
de ese al que nos tiene acostumbrados,
pero debe estar hasta las narices
de tanta vejación impropia y hostil.
Ella es soledad creativa, renovadora.
Silencio y frutos: oxígeno, frutos y sombras,
ardoroso afán monacal y mutismo.
Ella es aposento y nutriente de nuestras vidas,
en tanto le permitimos vivir regenerándose.
Respeto. Soledad y silencio.
Respeto a lo creado.
No le tenemos ningún respeto a la naturaleza, de ahí lo que de vez en cuando nos ocurre.
ResponderEliminarUn abrazo