Férrea y frágil, esa maroma
que te vincula a puerto
con seguridad de pertenencia,
que guarda los pormenores
de dulces o locas aventuras
y de los amargos quebrantos.
Con el tiempo se hace selectiva
y con la acumulación de datos
es amarra que se va deshilachando
y en ocasiones te deja al pairo.
En el mayor es un silo repleto,
abastecido desde la infancia
con naderías y aprendizajes,
con anécdotas ajenas o con sangre propia:
la memoria, álbum personal
y también intransferible
que se agota en su propia abundancia.
Todo queda allí grabado para siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero llega uno a mayor y, como las memorias electrónicas, se satura el mecanismo y tenemos que hacer una renovación de materiales, cosa que no es posible en el ser humano.
EliminarUn abrazo.
Por eso el perder ese anclaje es lo peor que existe.
ResponderEliminarTodos tenemos a alguien cercano que se le ha borrado la memoria o está ciertamente deteriorada, y el triste padecimiento que eso significa. Mil gracias.
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