Un desgarro, un descosido en el manto
por el que gime en silencio monástico
el pueblo que llora por vidas ajenas.
Entre barrancos e inmensos naranjales
una avenida en lágrimas rotas
por el impacto sordo del azote del agua.
Vidas y bienes un mismo destino
que acaba en el mar.
No hay consuelo para tanto desgarro,
ni serenidad que pueda reparar el alma
de aquellos que les robaron sus regazos
y ya no están a la mesa.
Tampoco hay mesa, ni enseres,
ni alacena, ni víveres con los que alimentar
la vida rota de quienes quedan.
Por los barrancos,
a modo de escombreras,
la vida se ha hecho polvo
y el polvo con agua lodo,
barro, lodazal doliente, fango,
precipitada muerte en ola gigantesca.
La lucha contra la naturaleza es una batalla perdida.
ResponderEliminarUn abrazo
Tú lo has dicho DESGARRO
ResponderEliminarDemasiado doloroso. Dios les de fuerza para recuperarse y lograr consuelo.
ResponderEliminarMi abrazo con todo cariño para ellos.
A ver si por fin se comienzan las obras que debían haber hecho hace veinte años, Francisco...El gobierno debe hacerlas antes de que vuelvan nuevas Danas.
ResponderEliminarMi abrazo dolorido y entrañable, amigo poeta.