14 agosto 2020

NOCHE OSCURA


 

Vida a vida, demacrada, marchitada,

sin aire,

se fueron apagando mansamente

en soledad y silencio rotundo.

 

Qué misteriosamente dejó de parpadear

el pabilo mortecino hasta embarcar

en el último suspiro

sin aire, sin aire, sin aire,

sin un soplo de esperanza,

sin el entorno familiar que arropa

por la sabia savia común

y llora en silencio nocturno, oscuro

y desesperanzado…

 

Así, con la profilaxis de un infectado,

a la espera de que pase la arena

de ese volátil reloj del tiempo.

Un sumando, otro dígito más

a la interminable estadística

de quienes hacen el tránsito

en el lóbrego abandono familiar forzado,

con la esperanza de encontrar

al barquero misericordioso

que no exija el óbolo por anticipado.

 

Así, sin despedida ni responso,

tan solo con el visado

que le franquea el paso al crematorio.

 

Solo, solo, solo…

 

Y este frío intenso

que me parte el alma.

6 comentarios:

  1. Francisco, así es como se están muriendo los abuelos y abuelas en las residencias. Una pena todas las desgracias que les han tocado en la vida. Esta es una guerra sin armas y como no se sabe donde va a disparar porque es silenciosa y no se ve, cuando se encapricha de alguien con muchos achaques se lo lleva sin más. Tenemos una gran desgracia con el Covid-19
    Abrazos

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    1. Es una triste realidad, Isa, a la que no podremos acostumbrarnos nunca.
      Un abrazo.

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  2. Al menos dentro de lo malo tengo la "suerte" de poder estar todos los días en el hospital con mi enfermo particular....él no va a estar sólo.Saludos

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    1. Sin duda alguna que es una suerte para ti y para tu enfermo tan particular. Ojalá se recupere pronto y pueda volver a casa.
      Un fuerte abrazo.

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  3. "Vida a vida, demacrada, marchitada,

    sin aire,

    se fueron apagando mansamente

    en soledad y silencio rotundo."

    Has tenido fuerza, generosidad y entrega para escribir este poema, Francisco. Les has acompañado en la distancia y eso vale un mundo, amigo.
    Mi felicitación y mi abrazo admirado y agradecido.

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    1. No me quito de la mente esa imagen de la pista de hielo cubierta de féretros haciendo espera para la incineradora, María Jesús.
      Un fuerte abrazo.

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