23 octubre 2025

MANIFESTACIÓN

 




Esquirlas ajenas, dolor lacerante

que llega por la derivada de lo extraño

y se emplaza en lo solidario,

como un deber ancestral

de hoy por ti y mañana por mí.

Un caldo corto que hierve

y busca un mayor emplazamiento

antes de consumirse en sus esencias.

Lo que se inició como fogonazo repulsivo,

toma módulo de hoguera y meditación:

hay un acuerdo generalizado que se expande,

una necesidad de no callar

con la infame talla impuesta que encorseta.

Se formulan las dudas,

se registran los permisos gubernamentales,

se diseñan las banderolas

y se difunde el hecho entre clamores.

Un río humano transcurre por las calles

en día y hora convenida,

entre cánticos y rimas inocentes,

una marea que crece con nuevos sumandos,

-sin desbordarse-

y los vítores se hacen mayúsculos.

Se ha cortado el tráfico,

todo transcurre con solemnidad popular.

De repente, aquí y allá,

un grupo de violentos incineran la cordura

en brotes coléricos contra el mobiliario urbano

y la guardia que escolta,

como primicia de lo que sigue.

Nadie entiende nada,

aquel principio solidario es reventado

por el vertedero de lo inapropiado.

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