Él es verde y bullicioso, rubio espigado,
germina bajo los rayos del sol
y se proyecta a primeras horas de la mañana.
Ella es satén escurridizo,
brillo de impostura,
veladura que se escabulle
por entre los dedos de la nocturnidad.
Él es luz en crecimiento,
un río lumínico que se desborda
hasta derramarse por el poniente
y llega a precipitarse por el abismo
del distante y confuso horizonte.
Ella es confidencia secreta, falso soplo
y también postureo, ficción engañosa
de tules, espejos, encajes y arrogancia.
Él viste de faena, de laboriosa brega
y jornadas extenuantes y sudorosas.
Ella y Él, un todo indivisible,
una unidad universal en dos actos,
como los grandes clásicos
del reconocible teatro de la vida.
Tal como lo dices, los dos protagonistas del teatro de la vida.
ResponderEliminarFuerte abrazo de anís.
Esto mismo es prueba de que todo tiene su anverso y su reverso. Muchísimas gracias, Sara.
EliminarUn abrazo.
Que bonita forma de ensalzar a esa "pareja" distanciada pero unida a la vez y que son vitales para la vida de todo tipo. Saludos amigo poeta y felicidades en el día de la poesía.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Charo, por tu felicitación.
EliminarUn abrazo.