Yo fui un proyecto esperanzado,
un germen que crecía
sin desbordarse,
que espigaba lentamente
y se sustentaba en la media aritmética.
Uno de tantos. Uno más,
genuino y selecto
para el capricho de los íntimos;
ese aporte energético
que proyecta arabescos
con la fascinación que lo hace el cine.
Ahora es tarde
y, al cierre por inventario,
quizás no de la talla soñada
insuflada y estelar
que durmió a la orilla del camino.
Así he sido, poca cosa camino del olvido.
Todo empieza con un proyecto, es un deseo, un ansia de luz.
ResponderEliminarSaludos
La voluntad y el azar juegan también papeles fundamentales, Francesc.
EliminarUn abrazo.
Yo, apenas, un pequeño paradigma del fracaso. Y "mi corazón, un claustro abandonado; está alto de yerba, la yerba del olvido". Es el papel que me tocó en esta proyección.
ResponderEliminarUn abrazo, una flor y una sonrisa
Con el final endulzas un poco del sorbo amargo anterior.
EliminarUn dulce abrazo.
Mucho o pco todos cumplimos nuestro destino, aunque sea solo prolongando la especie.
ResponderEliminarFinalmente todo vamos haciendo lo que podemos, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Cuando somos conscientes de nuestro límites...la humildad asoma y nos muestra una cara muy subjetiva de nosotros mismos, Francisco...Hermoso y sentido poema...
ResponderEliminarMi abrazo siempre.
Siempre llena de positividad hacia mí, María Jesús. Vas a lograr que me lo crea.
EliminarUn dulce abrazo.