16 mayo 2024

SILENCIO




Silencio. Incendiada quietud estival.

Sopor. Hasta los pájaros dormitan,

han plegado las alas, se han arrullado

en el duermevela de la sobremesa.

No hay brisa que agite las hojas

de la avenida. Por fin llega.

Llega el autobús con gran estruendo:

agitación metálica en la carrocería,

agitación entre los pasajeros

por hacerse con un asiento;

los tullidos se creen merecedores

de reserva garantizada,

no así quienes se han fatigado

en el trabajo, el deporte o el ocio.

Cada uno se mira a sí mismo.

Una orquesta metálica se desplaza

y un coro de vocingleros desafinados

pujan, no sin esfuerzo,

por hacerse oír. Una jaula de grillos,

un cónclave de vociferantes desafinados

en estridente porfía. Me siento aturdido.

Se detiene. Me apeo. Se alejan

el metálico fulgor y el coro desafinado,

devolviéndome la paz y el sosiego.

Silencio. Quietud. La arboleda sestea

esta tarde de mayo que sueña en estío.

8 comentarios:

  1. No me gusta la palabra tullido, y en los autobuses siempre hay un par de asientos reservados para ellos, aunque se ocupan por personas jovenes, que no hay quien los levante aunque entre un tullido como tu les llamas.
    Saludos

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    1. Yo lo soy, Emilio, y con frecuencia encuentro esos asientos ocupados y a personas que no miran por no ver. No son las palabras las que asustan. Evitar la palabra inválido no mejora en absoluto la situación de esa persona. En todo caso, no pretendo ni reivindicar ni menoscabar a nadie y por eso he usado un término muy antiguo. En todo caso, te doy la razón y debería haber usado otra.
      Un abrazo.

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    2. Puede que sea por mi formación como por las de mis hijas, trabajadora social y educadora social, hay palabras que nos sentimos en desagrado, esa es una de ellas, incluso hay un nuevo cambio en la palabra que mas era usada "discapacidad" y pasa a llamarse "diversidad funcional", parecen que quieren decir lo mismo, pero lo que se pretende es evitar prejuicios a unas personas que incluso puede desarrollar otros sentidos mucho mejor que los que somos designados como "normales".

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    3. Emilio, ya estaba informado de eso. Antes de los 50 me dieron la discapacidad absoluta. Pero a mí no me incapacita el término, sino mi situación física que hago cada día por superar.
      Un abrazo.

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  2. Se contrapone la paz y la quietud de la naturaleza con el bullicio y la agitación de la vida urbana, hermoso poema, me gusto mucho.
    Saludos

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    1. Muchas gracias, Carlos. Esa es precisamente la sensación que tuve durante el trayecto.
      Saludos.

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  3. Esa quietud que sentiste al bajar del "bus" se puede sentir en los pueblos pequeños rodeados de naturaleza y alejados del bullicio de las ciudades . Yo vivo en uno de esos pueblos y me siento afortunada ya que lo elegí libremente para vivir una vez que me jubilé. Amigo poeta tienes una musa que te aprecia mucho pues siempre te inspira unos bonitos poemas de la vida misma para hacernos pensar a los que te leemos. Saludos

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    1. Muchísimas gracias, Charo. Me sirve como entrenamiento mental diario.
      Un abrazo.

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