25 noviembre 2018

UNA CASA DE CAMPO




He soñado con un tanto de ternura
en tener una casa de campo,
una casina en el extremo, al borde del camino,
con un porche asombrado
por una musculosa parra de pámpanos extraordinarios,
solaz generoso y frutos en septiembre;
en el muro izquierdo un jazmín vigoroso
y a la vuelta un limonero
y un arriate arracimado de perejil y hierbabuena.
Un granado que me conecte a la añoranza
y algunos frutales de recolección escalonada
que se donen a lo largo del año;
junto al pozo, la caseta de los aperos
y el semillero desde el que trasplantar
al huerto, en el que emular
a mi padre y a mi abuelo;
en cada hortaliza las enseñanzas familiares,
en la cava, en el riego o en la bina
el mismo amor que me han transmitido
y la integración en el medio;
en la casita una chimenea, media docena de libros
y una hamaca en el porche desde donde contemplar
la pues de sol de cada día,
y así, hasta que yo mismo me integre para siempre
en la tierra que me vio nacer.

8 comentarios:

  1. Como decían los budistas: ser uno con la naturaleza, integrarse en el terruño con los recuerdos familiares. Vivir tranquilo y en paz los últimos años de existencia. Sin sobresaltos. Beatus ille...
    Un sueño bonito. Lo malo es el tema del mantenimiento. ¿Qué tal se te da el bricolaje y la jardinería?
    Un abrazo, Paco.

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    1. Con el trabajito que cuesta ser uno mismo, empeñarse en ser uno con la naturaleza o de sale de forma natural o no hay manera de lograrlo. Ayer intenté comentar varias veces desde el móvil y no me salió. Te pido disculpas por el retraso.

      Un abrazo.

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  2. Ese era también mi sueño y lo conseguí. Luego viene lo que dice Cayetano, como mantenerla cuando no vamos haciendo mayores.
    Por ahora ahí estamos.
    Un abrazo Francisco.

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    1. Tenéis razón ambos. Es un trabajo muy duro, Rafaela, que no es fácil sacarlo adelante; pero soñar es tan fácil...

      Un abrazo.

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  3. También los sueños los vivimos y sentimos, aunque no sean reales, Francisco...Que por soñar no quede. El universo nos escucha siempre.
    Mi abrazo y mi ánimo.

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    1. Al menos, mientras lo imaginaba y escribía era real, absolutamente real, María Jesús, y no hay mayor gozo.

      Un abrazo fuerte.

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  4. Ea tan lindo tu sueño, que me integré muy fácilmente en él, mientras lo leía.
    Un abrazo anisado.

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