16 noviembre 2018

BARCO FANTASMA




La mar agitada por el viento
levantó muros como dársenas de agua,
tempestad
que acabaría con los mecanismos y las voluntades;
derrota incierta, visión cegada
en la noche negra de transitar ingobernable.
Un posible alijo, una incierta estiva
sin documentos o se traspapelaron
en el anuario apócrifo
de quienes custodian con meticulosidad;
un barco fantasma que embarranca
como quien no conoce su destino
luciendo eslora, arboladura y quilla:
no hay navegantes, tampoco náufragos;
las huellas humanas se han diluido para siempre
mecidas por las corrientes marinas;
el diario de a bordo es ahora posible juguete
en los fondos marinos
y ningún testigo, ningún documento,
tan sólo una nave escorada y encallada,
una matrícula y el misterio
que el pueblo hace suyo
y quedará en los anales de la memoria.

2 comentarios:

  1. Así nos va. A la deriva y sin timón.
    Un abrazo, Paco.

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  2. Pues si, la vida muchas veces te vapulea y tienes que tener mucha fuerza para no encallar. Saludos.

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