17 octubre 2017

ERA COMO UN SIGNO DE INTERROGACIÓN




Era como un signo de interrogación
cerrada sobre sí misma:
la barbilla próxima a las rodillas
y la frente enterrada bajo un mantoncillo
que luego le caía sobre los hombros;
para el gentío, ni siquiera una coma
en la que reparar ni reposar el aliento,
como si formara parte del zócalo
a modo de un borrón de tinta grosera
sobre el colorido geométrico del paramento.

Sus ojos dos alfileres romos, como los dos puntos
en un enunciado que se desglosa
por el destello continuado de tanto abandono;
sus manos, dos corchetes,
dos remates de mimbre trenzados de espera
bajo la curvatura de la espalda.

Su mirada alivies como puntos suspensivos
que intuyen las monedas que fueron espera
y acabaron en desesperanza,
─punto y seguido─
o en aquellos otros que miran sin ver
─punto y aparte─

En su frente y en mi mirada, un interrogante:
¿Qué circunstancias le han estrellado a la calle?

15 comentarios:

  1. Preguntas por las circunstancias, son muchas, hasta todos nosotros tenemos alguna parte de responsabilidad.

    Un abrazo

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    1. Sin duda alguna, Emilio, por eso no es retórica mi pregunta. El mal uso que hago de los bienes de la Naturaleza es un abuso que no le permite disfrutarlo a otro.

      Un abrazo.

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  2. Siempre me digo: qué pensarán los pobres, los indigentes, los refugiados, los que se juegan su vida en pateras y concertinas, cuando ven a gentes del primer mundo, bien vestidas y alimentadas, a las que no les falta lo básico, jugarse su estabilidad mientras ondean sus banderas, arriesgándose a un futuro incierto que puede convertirles también en pobres.
    Dirán que estamos locos. Simplemente.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Tú te preguntas, Cayetano, y a mí me inquietan esas preguntas y otras similares que me hago, por eso periódicamente vuelvo sobre este tema.

      Un abrazo.

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  3. Hay que saber describir a la pobreza sin caer en el desmoronado mundo que destruye a los seres hasta dejarlos sumidos en la más honda de las calamidades, a excepción hecha de la enfermedad. La pobreza les borra de la sociedad. Parecen ser nada, polvo, aire. La gente les mira por encima del hombro o a través de ellos como si no existieran.
    Un saludo

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    1. Creo, Carmen, que ellos se sienten más ignorados que vigilados, pues no les miramos por encima del hombro, sino que miramos sin ver, sin querer verlos.

      Un abrazo.

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  4. La pobreza parece como si fuera una enfermedad contagiosa y se alejan de ella como si fuera la peste.

    Besos

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    1. Como en todo, hay muchos grados de pobreza, pero todas ellas son absolutamente respetables y dignas de ser tomados en cuenta.

      Besos.

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  5. Ella era como un guion señalando que ya no cabe en el mismo renglón, como un márgen o un pié de página.

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    1. Como un acento mal puesto, incomódo al le(v)erlo.

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    2. En cambio, ellos son un renglón importantísimo de la vida, porque ningún ser humano es superior a otro, Merche.

      Besos.

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    3. Y lo que sentimos, ¿verdad? ¡Oh, desigualdad!
      Muy necesarios los signos de puntuación, recurso de este poema.
      Besos anisados.

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    4. Muchas gracias, Sara, por fijarte en el juego de los signos de puntuación.

      Besos anisados.

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  6. Con la mirada perdida en la desierta vida de quejido y lamento en la que vive, mendigo necesitado de amor y cariño solo el sabe la dura pena que soporta sin familia ni una mano amiga…

    Un cálido abrazo

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    1. Curiosamente, la mayor pobreza de estas personas son los afectos; sea porque los han perdido al estar en la calle o porque llegaron a la calle por haberlos perdido. Una gran desgracias.

      Un fuerte abrazo.

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